Un estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) ha detectado que los niños expuestos al humo del tabaco en el hogar son más propensos a mostrar determinados cambios en el epigenoma, que pueden alterar la manera en que los genes se expresan.
Estas alteraciones epigenéticas podrían influir en el desarrollo de enfermedades en el futuro, resaltando la necesidad de reducir la exposición al tabaquismo pasivo, especialmente en entornos infantiles.
"Son modificaciones químicas que se dan en el ADN, que no alteran la secuencia genética. Es como si tuviéramos un libro de instrucciones y añadimos una puntuación que ayuda a interpretar esas instrucciones. Es otra capa de información”, explica Marta Cosin-Tomàs, investigadora de ISGlobal y primera autora del estudio.
”No apelamos a la responsabilidad individual. Es un problema de desigualdad social”, añade Marta Cosin-Tomàs sobre la exposición al tabaquismo pasivo que, no solo incrementa el riesgo de enfermedades respiratorias y cardiovasculares, sino que también puede afectar el desarrollo neurológico y la función inmunitaria.
Los factores socioeconómicos y ambientales, junto a la "persistente influencia" de intereses comerciales, dificultan la reducción de la exposición al humo del tabaco en ciertos hogares. A pesar de la creciente regulación del consumo de tabaco en espacios públicos, los hogares siguen siendo una de las principales fuentes de exposición al humo del tabaco para los niños y niñas.
En 2004, se estimó que el 40% de los niños y niñas en todo el mundo estaba expuesto al tabaquismo pasivo. La exposición infantil a este contaminante no solo incrementa el riesgo de enfermedades respiratorias y cardiovasculares, sino que también puede afectar el desarrollo neurológico y la función inmunitaria.
El estudio ha incluido datos de 2.695 niños de entre 7 y 10 años de edad, provenientes de ocho países europeos, y ha estudiado el nivel de metilación en sitios concretos del ADN a lo largo del genoma, asociándolo al número de personas fumadoras en el hogar.
Se identificaron cambios en la metilación del ADN en 11 regiones asociadas a la exposición al tabaquismo pasivo, la mayoría de las cuales ya se habían relacionado previamente con la exposición directa al tabaco en personas fumadoras activas o durante la gestación. Además, seis de ellas se asocian a enfermedades como el asma o el cáncer, para las que el tabaco supone un factor de riesgo.
“Los resultados obtenidos sugieren que el tabaquismo pasivo en la infancia resulta en cambios epigenéticos similares a los observados con la exposición intrauterina al tabaco o el consumo activo. Esto subraya la urgencia de implementar medidas integrales para reducir la exposición infantil al humo del tabaco, tanto en el hogar como en otros espacios cerrados”, sentencia Mariona Bustamante, investigadora de ISGlobal y autora sénior del estudio.
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