La enfermedad de Chagas es una afección parasitaria, sistémica, crónica, transmitida por vectores y causada por el protozoario 'Trypanosoma cruzi', con una firme vinculación con aspectos socioeconómico-culturales deficitarios. Es endémica en 21 países de Centroamérica y Sudamérica y afecta a un estimado de 6 millones de personas en el mundo, apunta la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Debe su nombre a Carlos Ribeiro Justiniano Chagas, médico e investigador brasileño que la descubrió en 1909. En mayo de 2019, en cumplimiento de la decisión de la 72ª Asamblea Mundial de la Salud, se estableció el 14 de abril como Día Mundial de la enfermedad de Chagas.
El principal mecanismo de transmisión es vectorial, por hemípteros (chinches), de la subfamilia 'Triatominae' (con alimentación hematófaga). Infectan personas expuestas a su picadura, al depositar sus heces infectadas en heridas de la piel o sobre mucosas. Otras modalidades de transmisión son transfusional, congénita, trasplantes de órganos u oral.
La enfermedad de Chagas tiene dos fases. Inicialmente, la fase aguda dura unos dos meses después de contraerse la infección. Durante la misma, circulan por el torrente sanguíneo una gran cantidad de parásitos, pero en la mayoría de los casos no hay síntomas o estos son leves y no específicos.
En menos del 50% de las personas picadas por un triatomino, un signo inicial característico puede ser una lesión cutánea o una hinchazón amoratada de un párpado. Además, esas personas pueden presentar fiebre, dolor de cabeza, agrandamiento de ganglios linfáticos, palidez, dolores musculares, dificultad para respirar, hinchazón y dolor abdominal o torácico.
Durante la fase crónica, los parásitos permanecen ocultos sobre todo en los músculos cardiaco y digestivo. Hasta un 30% de los pacientes padecen trastornos cardiacos y hasta un 10% presentan alteraciones digestivas (típicamente, agrandamiento del esófago o del colon), neurológicas o mixtas.
Con el paso de los años, la infección puede causar muerte súbita por arritmias cardiacas o insuficiencia cardiaca progresiva a causa de la destrucción del músculo cardiaco y sus inervaciones.
En las personas con sistemas inmunitarios deprimidos (por ejemplo, debido al SIDA o a la quimioterapia), la enfermedad de Chagas puede reactivarse con los parásitos que se encuentran en flujo sanguíneo. Esta situación puede potencialmente agravar la enfermedad.
La enfermedad de Chagas puede combatirse con benznidazol y también con nifurtimox, que matan al parásito. Ambos medicamentos son eficaces casi al 100% para curarla si se administran al comienzo de la infección en la etapa aguda, incluso en los casos de transmisión congénita.
Sin embargo, su eficacia disminuye a medida que transcurre el tiempo de la infección, y las reacciones adversas son más frecuentes en edades avanzadas.
El tratamiento con dichos fármacos también está indicado en caso de reactivación de la infección (por ejemplo, por inmunodepresión) y en los pacientes al principio de la fase crónica, incluidas niñas y mujeres en edad fértil (antes o después del embarazo), para evitar la transmisión congénita.
Cerca de 70 millones de personas se encuentran en riesgo de infectarse de una enfermedad que ocasiona unas 12.000 muertes anuales en el planeta. No obstante, subrayan desde la OPS, es casi segura la curación si se trata en sus etapas iniciales.
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