¿Qué es la tosferina?: síntomas y cómo se contagia

La muerte de un bebé de un mes por tosferina y cuya madre no se había vacunado durante la gestación ha levantado una alarma importante. Esta enfermedad experimentó un rápido crecimiento tras la pandemia. En 2024 y según el informe semanal de vigilancia epidemiológica, en España hay ya 5.242 casos acumulados en los dos primeros meses, lo que supone un índice epidémico de 153,86 por 100.000 habitantes.

La infección respiratoria de la contagiosa tosferina también puede ser grave en personas inmunodeprimidas y mujeres embarazadas, señalan las autoridades sanitarias.

La tosferina está causada por la bacteria 'Bordetella pertussis'. En los adolescentes y adultos suele ser más leve, pero los menores de cuatro meses son el grupo más vulnerable.

En situaciones de "alta circulación" como la actual, "la mayor prioridad en salud pública es la prevención de las hospitalizaciones y muertes en los niños menores de un año", según el Instituto de Salud Carlos III.

En estas circunstancias, añade el informe, "el beneficio de la profilaxis antibiótica en el manejo de los casos y brotes puede ser limitada, por lo que es clave dirigir los esfuerzo a vigilar las coberturas de vacunación de las gestantes y en los niños de primer año de vida".

Síntomas de la tosferina

Sus síntomas se desarrollan en dos fases. La primera suele durar una o dos semanas y puede confundirse fácilmente con un catarro u otras infecciones respiratorias, ya que causa congestión nasal, fiebre baja y tos leve ocasional.

Pero a partir de la segunda semana, aparecen síntomas más graves como ataques de tos rápidos, violentos e incontrolables.

En general, sus síntomas más característicos son congestión nasal, lagrimeo, tos seca o convulsiva, fiebre y vómitos.

¿Cómo se contrae la enfermedad?

La tosferina es muy contagiosa. Se propaga con facilidad por el aire cuando una persona infectada habla, tose o estornuda. El 83 por ciento de los casos de contagio proviene de un adulto que convive en la misma casa con un bebé.

¿Quién puede padecerla?

La tosferina puede contraerse a cualquier edad. Los niños más pequeños y que no han completado su calendario de vacunación o aquellos que no han recibido toda la dosis de la vacuna se encuentran en situación de mayor riesgo de padecer la forma más grave de esta enfermedad.

¿Se puede pasar más de una vez?

Pasar la tosferina no garantiza la inmunidad permanente, por lo que incluso las personas que la hayan padecido deben vacunarse.

¿Cómo se diferencia de un resfriado?

Los síntomas iniciales de la tosferina son similares a los de un resfriado común. Después de una o dos semanas, pueden aparecer los ataques característicos.

A diferencia del resfriado común, los ataques de tos persisten durante varias semanas seguidas.

Diagnóstico y tratamiento de la contagiosa tosferina

El diagnóstico precoz de la tosferina es fundamental para iniciar el tratamiento, que es aconsejable comience durante la fase catarral de la enfermedad, pues así es más probable reducir la intensidad y duración de los síntomas.

La tosferina se trata con antibióticos que prescribirá el pediatra y será más eficaz si se administra con síntomas leves.

Complicaciones de la tosferina

Entre las complicaciones que puede presentar la tosferina destacan la neumonía, la otitis media, la insuficiencia respiratoria, la encefalopatía y las convulsiones. La complicación más grave que puede causar incluso la muerte es la apnea (detención de la respiración) y el fallo respiratorio progresivo.

Vacunación

Las autoridades sanitarias insisten en la importancia de la vacunación como principal estrategia para protegerse de esta enfermedad y prevenirla. La gran mayoría de las personas no vacunadas que estén en contacto con un enfermo de tosferina son candidatos para desarrollar la enfermedad.

La vacunación es la medida más eficaz para el control de la transmisión de la tosferina.

Mientras dure el tratamiento, es aconsejable:

  • Favorecer el descanso del pequeño.
  • Mantener la vivienda libre de sustancias irritantes para evitar que se produzcan ataques de tos con mayor facilidad.
  • Ofrecer al niño porciones de comida reducidas y de forma frecuente, para evitar vómitos, así como animarle a beber abundante líquido para evitar la deshidratación.

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