Científicos británicos han confirmado el temor de que el alzhéimer pueda transmitirse. Se trata de un nuevo estudio de la Universidad de Londres que demuestra que cinco pacientes jóvenes de los casi dos mil tratados entre 1959 y 1985 con hormonas del crecimiento humano ya prohibidas, presentaban altos índices de proteínas beta amiloide un indicador común en los pacientes con alzhéimer.
El estudio publicado este lunes por 'Nature Medicine' informa sobre el caso de ocho personas a quienes se les trató con priones procedentes de la pituitaria extraída de cadáveres durante varios años para intentar revertir sus problemas de baja estatura.
Los investigadores se sorprendieron por lo temprano de estos síntomas, entre los 38 y 55 años
Según las conclusiones de los investigadores de la Universidad de Londres, cinco de ellos tenían síntomas de demencia y ya habían sido diagnosticados con la enfermedad de Alzheimer o cumplirían los criterios de diagnóstico para esta afección. Un sexto paciente cumplía los criterios de deterioro cognitivo leve.
Estas personas tenían entre 38 y 55 años cuando comenzaron a presentar síntomas neurológicos, una edad demasiado temprana para que se evidencien los síntomas de esta enfermedad neurodegenerativa.
Las primeras evidencias de esta transmisión fueron descubiertas en 2015 por estos investigadores
La evidencia ya fue publicada en 2015 cuando un grupo de investigadores británicos analizaron restos de estas personas y de las hormonas suministradas descubriendo que en ellas estaban presentes estas proteínas beta amiloide. Y lo que es peor, suministrada a ratones, tenía la capacidad de transmitir esta enfermedad degenerativa.
La comunidad científica se esforzó en aquel momento en diferenciar entre transmisión y contagio, ya que la prensa no especializada abordó este descubrimiento presentando su lado más alarmista considerando que la idea de que la enfermedad de Alzheimer pudiera transmitirse entre las personas se veía como algo imposible. Pero lo que este nuevo estudio realizado por los mismos investigadores plantea es que esta transmisión solo es posible en condiciones muy excepcionales
En aquella ocasión los investigadores informaron de que habían observado durante el estudio de las autopsias de los cerebros de ocho personas que habían muerto de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob, también conocido como mal de las 'vaca locas' tras ser tratadas en la infancia con la hormona del crecimiento que, que seis de ellos, además de los daños causados por el Creutzfeldt-Jakob albergaba la patología amiloide asociada con la enfermedad de Alzheimer.
Ninguno de los ocho pacientes estudiados, que tenían entre 36 y 51 cuando murieron, había mostrado síntomas clínicos de la enfermedad de Alzheimer, que también tiene un largo período de desarrollo. De los seis que tenían la proteína amiloide-B, solo se desarrolló en cuatro.
Asimismo, determinaron que ninguno de los ocho individuos tenía predisposición a la aparición temprana de la enfermedad de Alzheimer u otras enfermedades neurodegenerativas. Además, estudiaron si la placa amiloide realmente puede extenderse desde el cerebro a la glándula pituitaria, situada a las afueras de la base del cerebro.
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