Dormir mal o peor de lo normal puede aumentar el riesgo de tener migraña al día siguiente, según un estudio de la Academia Americana de Neurología publicado en la revista ‘Neurology’. También puede influir el tener menos energía de la que suele tener el día anterior. Estos factores se relacionan con los dolores de cabeza que ocurren por la mañana.
Sin embargo, estos factores no afectan al riesgo de migraña más tarde en el día. Para predecir los dolores de cabeza que suceden por la tarde o noche, solo se encontraron dos factores: el estrés y la energía. Tener más estrés o más energía de lo normal el día anterior puede hacer que sea más probable tener migraña al final del día.
La investigación tenía como objetivo principal encontrar formas de saber cuándo va a ocurrir una migraña. Para ello, se usaron aplicaciones móviles que registraban el sueño, la energía, las emociones y el estrés de los participantes. Así se podría mejorar la prevención de estos ataques.
En el estudio participaron 477 personas de entre 7 y 84 años, de las cuales 291 eran mujeres. Con una aplicación móvil, los participantes tenían que valorar su ánimo, energía, estrés y dolores de cabeza cuatro veces al día durante dos semanas. También evaluaban la calidad de su sueño cada día y usaban dispositivos que medían su sueño y actividad física.
Casi la mitad de los participantes habían tenido migraña antes, y durante el estudio, el 59% tuvo al menos un dolor de cabeza por la mañana. Los que dormían peor tenían un 22% más de riesgo de tener migraña al día siguiente. Dormir peor de lo que solían dormir también aumentaba el riesgo de migraña por la mañana en un 18%.
Además, tener menos energía de la habitual el día anterior se relacionó con un 16% más de riesgo de tener migraña al día siguiente. Por el contrario, tener más estrés o más energía de lo normal el día anterior se relacionó con un 17% más de riesgo de tener migraña por la tarde o noche. El ánimo ansioso o deprimido no se relacionó con los dolores de cabeza después de considerar el sueño, la energía y el estrés.
Este estudio pone de relieve, de este modo, la importancia de controlar nuestro sueño. También muestra que las emociones y el comportamiento en el momento pueden dar información útil para el manejo de la migraña. No obstante, hay que tener en cuenta que una limitación del estudio es que solo se siguió a los participantes durante un tiempo corto.
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