En el mundo rodeado de tecnología en el que vivimos, con el smartphone como compañero de viaje inseparable entre otros dispositivos, una constante que se reproduce también casi a diario es la de ir a todas partes con los cascos puestos. Ya sea en el transporte público, en la calle o incluso en el trabajo, es una costumbre muy extendida y que, según los expertos, ya está teniendo consecuencias en la audición, poniendo el foco especialmente en los más jóvenes.
Lo dicen los especialistas que lo ven en la consulta: antes la mayoría de los que acudían por problemas auditivos tenían unos 55 o 60 años, pero ahora esa edad se ha adelantado a los 40 o 45.
A este respecto, un estudio de GAES apunta que la mitad de los jóvenes usan cascos una media de tres horas al día, muchos con un alto volumen, y la consecuencia principal es que un tercio de ellos ya tienen problemas de audición.
Concretamente, el denominado ‘I estudio de hábitos de cuidado auditivo’ realizado por GAES señala que los jóvenes prefieren realizar sus actividades diarias con música. Específicamente, el 50% de las personas de entre 25 y 34 años encuestadas prefieren trabajar con un hilo musical, mientras un 62% los que tienen edades comprendidas entre los 18 y 34 escogen estudiar con música.
De estos últimos, un 62% prefiere relajarse con sonido en lugar de hacerlo en silencio, mientras un 93% realiza deporte escuchando canciones.
En esa línea, el estudio revela “un aumento del tiempo a la exposición de sonidos y a niveles superiores a los recomendados”, lo que arroja unos datos tan concluyentes como reveladores: cuatro de cada diez jóvenes del mismo rango de edad reconoce escuchar música a un volumen alto, por encima de los 60 decibelios, algo con un impacto contrastado en la salud auditiva.
Además, apunta GAES, a todo ello se suma un “agravante”, que no es otro que “la falta de concienciación de la población en general sobre la importancia de la salud auditiva”, y especialmente en los jóvenes.
Así, destacan que, 3 de cada 10 jóvenes nunca se ha hecho una revisión auditiva, y llaman a aplicar medidas de prevención para protegernos ante futuros problemas. Entre ellos, realizar dichas revisiones de forma periódica después de los 30 años, y especialmente si existen antecedentes familiares; mantener el volumen de lo que estamos escuchando a niveles seguros; utilizar los cascos por un periodo de tiempo corto; distanciarse de fuentes de ruido como altavoces; o emplear protección para los oídos en ambientes especialmente ruidosos, entre otros.
De otro modo, la ‘avalancha de sorderas’ es cuestión de tiempo, aunque no ha llegado todavía. Lo dice también la OMS, que estima que más de 1.000 millones de jóvenes de entre 12 y 35 años, –casi la mitad de este colectivo–, corren riesgo de sufrir pérdidas de audición irreversible en el futuro.
Antes perdíamos audición por cuestiones laborales, y ahora también por ocio: por los cascos, las discotecas, los festivales y conciertos, alertan los expertos, llamando a no sobreexponerse.