El ictus es una dramática realidad que afectará a uno de cada cuatro españoles a lo largo de su vida. El año pasado murieron en nuestro país 24.000 personas, pero una rápida actuación médica no sólo salva vidas, también evita las secuelas, como en el caso de Josep, que a sus 77 años está hecho un chaval: "Quedé paralizado de todo el lado izquierdo, todo. Y ahora me muevo, muevo todo bien, bailo".
La recuperación de Josep ha sido posible gracias a la eficacia y rapidez de los médicos del Hospital Universitari Vall d'Hebron de Barcelona y su revolucionaria forma de tratar el ictus. Un programa pionero que concentra toda la atención en una misma sala, evitando desplazamientos y los retrasos en un tratamiento que debe ser lo más inmediatos posible.
"Esta reducción puede ser de hasta 30 minutos. Y 30 minutos en la reducción del tiempo a la trombectomía significa un incremento de más del doble de las probabilidades de buen pronóstico", explicaba este viernes uno de los doctores del hospital barcelonés.
El paciente que llega con código ictus no pasa ni por urgencias. De la ambulancia va directo a la sala, donde está todo lo necesario para diagnosticar y tratar con un simple giro de camilla. Una nueva forma de tratar que puede salvar muchas vidas.