El verano trae cosas tan buenas como el calor, las vacaciones, el agua, la montaña y poder disfrutar de tiempo para los nuestros y para hacer lo que más nos apetece. Sin embargo, también puede traer sustos como reacciones alérgicas. Una de ellas es la alergia al cloro, una enfermedad asociada al agua y que ocasiona un mayor número de consultas al dermatólogo durante las vacaciones de verano.
Algo tan frecuente e inofensivo como que un niño o adulto chapoteen en el agua de una piscina puede desencadenar una crisis de broncoespasmo con asma (tos, pitidos en el pecho o fatiga respiratoria).
Las piscinas con exceso de cloro o cloramina al irritar la mucosa nasal pueden producir un moqueo constante (rinitis), ya que, en elevadas concentraciones, estos productos desinfectantes resultan irritantes. El motivo es que los niños tragan y/o inhalan el agua de la piscina y entran en contacto con los productos irritantes que contiene el agua clorada con la mucosa de la vía aérea, originando una crisis.
Aunque los niveles de cloro sean los adecuados, pasar demasiado tiempo en el agua puede producir los mismos efectos. Por eso, se debe controlar el tiempo que pasa el niño dentro del agua.
Hay que recordar que cualquier persona asmática puede nadar y realizar cualquier deporte. No obstante, estos pacientes crónicos deben tener más precaución y deben tener a mano los broncodilatadores, por si fueran necesarios.
Como la mayoría de reacciones alérgicas, las reacciones al cloro suelen detectarse tras experimentarse diferentes síntomas.
Un equipo de investigación coordinado por Dalmau publicó en 2012 un estudio en la revista 'Contact Dermatitis', la principal publicación internacional en este ámbito, realizado entre pacientes que practicaban aquagym en unas instalaciones en las que para sanear el agua se había sustituido el cloro por el bromo, un producto menos irritativo y con mejor olor. Los pacientes del estudio presentaron erupciones en las 6, 24 y 48 horas siguientes al baño en la piscina.
Cada vez es más utilizado el bromo en spas, piscinas públicas o particulares pero aunque se han descrito casos de alergia de contacto, desde que se informara de los primeros casos de dermatitis asociada al componente a inicios de los 80, su uso ha ido aumentando pero la incidencia de alergias es baja.
"Debemos tener la piel bien cuidada para evitar lesiones por el saneamiento de los 'spas' y piscinas con productos como el cloro y el bromo, el ozono es más inocuo pero su uso es aún reducido", señalan los expertos sobre este tipo de alergias.