Los baños de sol son uno de los grandes atractivos en verano. Hay muchas personas que pasan horas bronceándose tanto en playas como en piscinas, y como se ha evidenciado en numerosas ocasiones, es una actividad para la que hay que tomar precauciones.
No en vano, tomar el sol “presenta efectos negativos para la salud que pueden derivar bien de una exposición intensa (quemaduras de la piel y lesiones oculares), o de una exposición crónica (envejecimiento, manchas y cáncer de piel)”, explica la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios. Y es precisamente la ingesta de algunos medicamentos lo que puede hacer a nuestra piel más vulnerable a las quemaduras.
Estos medicamentos fotosensibilizantes no son poco comunes, sino todo lo contrario, por lo que es conveniente leer el prospecto o preguntar al médico si pueden provocar que seamos más vulnerables a sufrir alguna quemadura si nos exponemos al sol.
Así lo explica la Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria (SEFAP): “Existen más de 300 fármacos –muchos de uso habitual– que pueden producir fotosensibilidad: reacciones anormales en la piel mediadas por la exposición solar”.
Por lo tanto, es muy probable que si nos sometemos a un tratamiento, debamos poner especial precaución en el momento de tomar el sol. Es más, incluso los antiinflamatorios que se pueden obtener sin receta como el ibuprofeno o el naproxeno pueden provocar que la piel sea más sensible ante los efectos de los rayos ultravioletas, dando lugar a quemaduras que no se producirían en otras circunstancias.
Otros medicamentos fotosensibilizantes de uso habitual son los siguientes:
Cuando se toma algún medicamento fotosensibilizante es conveniente tomar precauciones para no exponer a nuestra piel a riesgos innecesarios. En primer lugar es necesario informarse sobre los efectos que puede provocar si los tomamos en verano y nos disponemos a ir a la playa o a un lugar donde nos encontremos muy expuestos a la luz solar.
Por su parte, la SEFAP propone “utilizar filtros solares de elevado factor de protección, repetir la aplicación cada 2-3 horas, evitar las horas de mayor exposición solar y protegerse con gafas y sombrero”. Además, apunta que cuando la posología del medicamento sea una vez al día, lo mejor será tomarlo por la noche, de manera que “la concentración de principio activo fotosensibilizante sea menor en el momento de la exposición a la luz solar”. Asimismo, recomienda la ingesta de alimentos y suplementos ricos en activos antioxidantes.
No obstante, puede darse el caso de que no se hayan tomado estas precauciones y se haya producido el efecto adverso. Ante esta situación lo más adecuado será interrumpir el tratamiento en caso de que sea posible. Y si no se pudiera, habría que cambiar la posología, tal y como acabamos de mencionar, evitando tomar el medicamento en las horas con mayor radiación de los rayos ultravioleta.