El dolor de espalda es uno de los más comunes en el ser humano. No hay ninguna duda respecto a esta afirmación y menos si atendemos al Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos (CGCOM), que recientemente ha publicado el informe “Los costes de la cronificación del dolor lumbar y cervical”. En él determinan que el 80 % de las personas experimentarán dolores en la espalda en algún momento de su vida, la mitad de los cuales serán lumbares. Esto no solo supone un coste de 9.000 millones para el sistema sanitario, sino que además provoca una peor calidad de vida en quienes lo padecen. El tratamiento no siempre es sencillo, pero todos los que sufren en algún momento dolores de espalda deben tener en cuenta un aspecto clave: la higiene postural.
Muchas de las pequeñas molestias que sentimos en las cervicales, las dorsales o las lumbares a lo largo del día se deben a que no mantenemos una correcta postura. Sin percatarnos, castigamos a nuestro cuerpo con posiciones que afectan directamente a nuestra espalda, provocando una tensión que se traduce en contracturas musculares, dolores de cabeza e incluso problemas respiratorios.
Por lo tanto, la higiene postural consiste en mantener una posición adecuada en cada momento. Es decir, si pasamos la mayor parte del día frente al ordenador, deberemos estar sentados de un modo concreto que evite la sobrecarga que conduce al dolor y a probables lesiones. Lo mismo ocurre cuando nos vamos a dormir. En la cama hay posiciones más beneficiosas para la espalda que, en la medida de lo posible, conviene adoptar.
No cabe duda de que las horas que pasamos frente a una pantalla de ordenador o delante de un móvil no ayudan a mantener una postura que no afecte a nuestro organismo. De hecho, es una de las principales dificultades que encontramos para lograr el objetivo de mantener una buena higiene postural. Además, hay que añadir otras como llevar una vida sedentaria, realizar movimientos repetitivos –generalmente por motivos laborales o por alguna práctica deportiva o lúdica– o forzar algunas posturas.
Como se puede adivinar, habituarse a una buena higiene postural proporciona grandes beneficios a nuestro organismo, especialmente a la espalda, ya que, como hemos visto, es la que más sufre las malas posiciones y los hábitos inadecuados.
Desde el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo ofrecen una guía de consejos prácticos para mejorar la higiene postural, la cual definen como “mantener una postura correcta al estar de pie, sentado, acostado, al cargar pesos o al agacharse”, a lo que añaden: “De forma sencilla, podríamos decir que la postura correcta es aquella que no es fatigante, ni dolorosa, ni altera el equilibrio ni la movilidad”.
Este organismo también ofrece algunos consejos para evitar dolores tanto en el puesto de trabajo como durante las horas de tiempo libre o las que pasamos en el hogar. Respecto a los primeros, las principales recomendaciones son las siguientes:
En cuanto a los hábitos correspondientes al tiempo libre o las tareas que se realizan en el hogar, los consejos son muy similares. A fin de cuentas consiste en no olvidar que una postura correcta disminuye el dolor.
En definitiva, la higiene postural es la mejor forma de prevenir los temibles dolores de espalda que pueden suponer un menoscabo en la calidad de vida de las personas.