A punto de iniciarse la primavera y los alérgicos temen su llegada. La alergia primaveral es el conjunto de síntomas y signos que presenta un paciente sobre todo en primavera. Incluye rinitis (picor de nariz, moqueo, estornudos), conjuntivitis (picor y enrojecimiento de ojos), asma (dificultad para respirar, tos y/o silbidos al respirar), urticaria (ronchas que se extienden por la superficie corporal).
Pero no solo está la alergia respiratoria, también la dermatitis atópica, alergias alimentarias y a medicamentos. Pueden aparecer a cualquier edad, pero es más frecuente en niños. Y sí, pueden aparecer de un día para otro, y sí, cada vez se están viendo más alergias en niños, más fuertes, a más grupos alimentos y de forma más precoz. NIUS habla con Carmelo Escudero, jefe de sección de Alergología del Hospital Infantil Niño Jesús.
P. ¿Qué tipo de alergias hay en los niños?
R. En niños vemos, prácticamente, todas las alergias, desde alergia a los alimentos, a las respiratorias como rinitis alérgica que pueden deberse a ácaros, polen, epitelios de animales u otros alérgenos, incluso dermatitis atópica, y cada vez las vemos con más frecuencia. Lo que menos se ven son las alergias a medicamentos, más frecuentes en adultos. Si hablamos de la alergia a alimentos, las más frecuentes en niños son la leche y el huevo, y cada vez más a frutos secos.
P. ¿Y cuál es la razón de que cada vez haya más?
R. En los niños, la alergia a alimentos debuta con frecuencia con su introducción en la dieta, las primeras ingestas. En general, el niño que tenga antecedentes familiares es más propenso a estas alergias. Los frutos secos, por ejemplo, vemos que cada vez se consumen más habitualmente, son alimentos saludables, por eso la tendencia está cambiando y los niños los toman con más frecuencia. Este puede ser uno de los motivos por el que la frecuencia de alergia a este grupo de alimentos esté aumentando. Sin embargo, hay un dato positivo, ya que hay estudios que confirman que la introducción de alimentos en la dieta entre los 4 y los 10 meses disminuye el riesgo de padecerlas.
P. Además de los antecedentes, ¿hay más factores que influyen?
R. Los niños con alergia tiene con frecuencia una predisposición genética, pero también hay factores ambientales que influyen en su desarrollo. Los cambios en la microbiota intestinal, influidos, entre otros factores, por la pérdida de exposición a bacterias beneficiosas que adquiríamos a través del contacto con animales de granja, se han demostrado claves para el riesgo de desarrollar alergia. Probablemente, esa sea una de las causas por las que nuestros antepasados, que vivían en el campo, tuvieran menos alergia. La exposición a estas bacterias, que luego forman parte de nuestra flora intestinal, tendrían por tanto un efecto protector.
P. Entonces, ¿hay cada vez más alergias y más graves?
R. En el caso de las alergias alimentarias hay pocos estudios que aseveren que cada vez hay más alergias, que están aumentando su gravedad. Sin embargo, en las alergias respiratorias si hay evidencias de que confirman la tendencia al alza. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en 2050 habrá un 50% de la población alérgica. Se estima que en la actualidad el 30% de la población tiene alguna alergia diagnosticada. Es decir, 3 de cada 10 personas precisan ser atendidos por una alergia en algún momento de sus vidas. Desde la Sociedad Española de Alergología han percibido que la percepción que los niños con alergia respiratoria debutan antes. Antes veíamos a niños con 5 o 6 años que venían a consulta por primera vez, ahora nos encontramos con niños de dos años ya con alergia.
P. ¿Por qué aparecen las alergias?
R. Aparecen de repente. Sin embargo, el niño ha debido exponerse al alérgeno en más de una ocasión para poder presentar una reacción alérgica. Las alergias pueden ocurrir a partir de la segunda ocasión que se contacta con el alérgeno, pero una persona en edad adulta puede presentar alergia a un alimento que viene tolerando anteriormente, o comenzar con alergia al polen sin haber tenido síntomas a lo largo de su vida.
P. ¿Influye el lugar dónde vives?
R. Claro, en el centro de España es más normal tener alergia al polen, y en las zonas costera lo más habitual es tener alergia a los ácaros. Nos sensibilizamos y nos hacemos alérgicos a aquello a lo que nos exponemos con más frecuencia.
P. ¿Puedes tener alergia por pólenes todo el año?
R. Efectivamente puedes tener alergia prácticamente todo el año. Desde enero cuando empieza a polinizar la arizónica, en marzo, abril con el plátano de sombra, en mayo y junio con el olivo y las gramíneas, etc. Hay niños, que comienzan con alergia a un polen y se van sensibilizando a otros a lo largo de los años. Los pacientes que viven en la costa y son alérgicos a los ácaros también tienen síntomas durante todo el año.
P. ¿Y la alergia puede aparecer a cualquier edad?
R. Sí. Lo más frecuente es tener alergia de niño, en la adolescencia y en la segunda y la tercera década de la vida, pero podemos hacernos alérgicos a cualquier edad. Como he dicho, es más común si hay antecedentes en la familia, pero influyen más factores. Cada vez vemos más niños que debutan sin tener antecedentes familiares y aquí influye más el ambiente al que nos exponemos.
P. ¿Las vacunas son efectivas?
R. La herramienta más potente con la que contamos para cambiar el curso de la enfermedad alérgica es la inmunoterapia. Las primeras que se desarrollaron fueron para pólenes, y se llevan investigando y mejorando desde hace más de 100 años. Las cosas han cambiado mucho, las vacunas son cada vez mejores, y pueden llegar a curar una alergia. Los ciclos de vacunas con alérgenos ambientales suelen durar entre tres y cinco años. A lo largo del tratamiento, los síntomas disminuyen y se controlan. También es cierto, que un 20 o 30% de los pacientes, una vez finalizada la inmunoterapia, los síntomas pueden reaparecer debiéndose plantear un nuevo ciclo de inmunoterapia. Para la rinitis alérgica los pacientes también disponen de antihistamínicos, medicamentos de primera línea para las rinitis junto a los corticoides nasales. Ambos son medicamentos que palian los síntomas, pero que no tratan la causa como sí hacen las vacunas.
P. ¿Se puede prevenir una alergia?
R. Para la alergia a los alimentos se ha estudiado la introducción precoz de alimentos en la dieta. Parece que hay una ventana de oportunidad para el sistema inmune para que sea capaz de favorecer que no nos hagamos alérgicos. En cuanto a las respiratorias, hay pocos estudios, pero las vacunas contra la alergia podrían evitar sensibilizaciones a otros alérgenos ambientales. Por ejemplo, si tenemos un niño alérgico al polen de gramíneas y le vacunamos para ello, es posible que disminuya el riesgo de que se sensibilice a otros pólenes como el de olivo o la arizónica. Aún queda un gran campo para la investigación en la prevención de la alergia.