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Mi madre critica mi cuerpo: Qué hacer cuando tu familia hunde tu autoestima

Teresa tenía 8 años cuando se sintió avergonzada de su cuerpo por primera vez. Estaba dando un paseo con su madre y se encontraron con unas amigas del barrio. Empezaron a hablar de Teresa como si ella no estuviera presente y su madre en un momento dado criticó el cuerpo de la niña. “Dijo que era una niña buenísima, pero que tenía que adelgazar sí o sí, que ser gordita era mi único problema. Fue tal cual la frase y la recuerdo veinte años después”, comparte con Yasss la joven de ahora 28 años.

No fue una situación aislada. Tal y como Teresa nos cuenta, las mayores críticas e insultos han tenido lugar en su familia, sobre todo por parte de su madre.

Cuando tu madre es tu mayor crítica: “Me obligaba a hacer dietas una y otra vez”

“Me acuerdo de muchas anécdotas”, se lamenta Teresa. “Ponerme un vestido para la graduación del instituto y que mi madre me dijese que con mi peso no podía ir así porque iba haciendo el ridículo. O las dietas que me obligaba a hacer una y otra vez y que no servían para nada. También me acuerdo de que con 15 años o así me llevó a una dietista que nos vendió unos batidos carísimos que estaban asquerosos. En aquella época empecé a tener mucha ansiedad y yo creo que tuve un Trastorno de la Conducta Alimentaria no diagnosticado. Estaba en mi peor momento a nivel mental, pero adelgacé bastante y por primera vez mi madre presumía de mí. Creo que eso es lo que más me dolió”, comparte.

En la actualidad, Teresa tiene secuelas de todo lo que vivió durante su infancia. “Me ha costado muchísimo aprender a comer bien, pero bien de verdad. Empecé a ir a una nutricionista en 2020 porque tenía atracones y porque todavía seguía haciendo dietas extremas”, explica. “Esto ha mejorado muchísimo y a día de hoy creo que tengo muy buena alimentación, pero cuando voy a ver a mi familia, vuelve la culpabilidad y me cuesta quitármela. Las Navidades han sido muy duras por eso”.

Respecto a su salud mental, gestionar el trastorno por atracón no ha sido fácil. Tampoco aprender a lidiar con la ansiedad generalizada. Aun así, lo más duro de todo para Teresa ha sido trabajar su autoestima. “Hay comentarios que parecen inofensivos porque son cuatro palabras, pero te marcan muchísimo. Yo he llegado a pensar que lo único que me faltaba para ser feliz era ser delgada y he tirado por tierra todos mis éxitos. Me daba igual tener buenos amigos, un trabajo increíble, buena salud física…, porque quería adelgazar y esa era mi obsesión. Durante toda mi vida, mi autoestima ha sido inexistente. He tenido la gran suerte de rodearme de gente buena, pero yo sé que podía haber acabado en relaciones muy tóxicas porque me veía como una mierda. Y creo que por eso he aguantado tanto de mi madre”.

Respecto a la relación con su madre, si bien ha mejorado mucho, todavía hay algunos comentarios. “Estas Navidades mismamente me dijo que tuviese cuidado con lo que comía, que no quería que engordase y tirase por tierra todo. Ella no se da cuenta de que precisamente todo lo que he conseguido ahora ha sido gracias a aprender a comer sin culpabilidad”, reconoce Teresa. “Mi reto estos años ha sido cuidarme mentalmente y físicamente para llegar a ese punto, y mi reto en 2023 es aprender a pararle los pies a mi madre”.

Cómo parar los pies a un familiar que te hace body shaming

El body shaming es un término inglés que describe las burlas o cualquier comentario hiriente hacia el cuerpo de una persona. Desgraciadamente, este tipo de opiniones no solicitadas tienen lugar en muchos ámbitos: en las series de televisión, en las películas que vemos, en las revistas… Esto hace que se quite importancia a insultar a una persona por su cuerpo y se vea como algo normal y justificado.  

Si el body shaming tiene lugar en el contexto familiar, te recomiendo:

  1. No quitarle importancia. Te están faltando al respeto y no tienes que actuar como si no pasase nada o como si no te afectase. Si te duele, tienes derecho a enfadarte. Si no te duele porque tienes una autoestima fuerte pero no te gusta oír ese tipo de comentarios, también tienes derecho a enfadarte.
  2. Responder. Expresa tu malestar para que la otra persona sepa que lo que ha dicho está fuera de lugar.
  3. No ceder ante la manipulación. “Hija, es que todo te lo tomas a la tremenda”, “madre mía, no se te puede decir nada”, “contigo hay que tener cuidado porque todo lo exageras, hay que ver cómo te tomas una broma…”. ¿Te suenan estos comentarios? Son ejemplos habituales de manipulación para hacerte creer que el problema es tuyo por enfadarte y no de quien te ataca. No caigas en la trampa y te culpabilices.
  4. Buscar apoyo en otros familiares. Si tienes confianza con alguna persona de la familia, explícale lo que estás viviendo para que juntos podáis parar los pies a quien te hace body shaming.
  5. Poner distancia. Si esa persona no es capaz de reprimir el body shaming, tienes todo el derecho del mundo a poner distancia y pasar tiempo con otras personas. No tienes que aguantar lo inaguantable solo porque sea tu padre, tu abuela o tu tío.