Pasar tiempo de calidad (y a solas) con tu pareja es indispensable: mejora la comunicación de calidad, afianza la confianza, favorece la aparición de un proyecto de vida común, os permite crear aficiones conjuntas y disminuye el estrés de nuestro día a día. El problema surge cuando toda nuestra vida social se limita a la relación de pareja, dejando de lado a otras personas importantes.
Generalmente, hay una fase en la que nos apetece pasar todo el tiempo con la pareja: al comienzo de la relación. Es normal y se debe a varios motivos.
En primer lugar, estamos enamoradísimos de esa persona. Todo lo que nos dice nos parece interesante porque experimentamos una gran ilusión ante la novedad y una necesidad de conocer más a la pareja (y de dejarnos conocer). También influye el tsunami hormonal y de neurotransmisores que está teniendo lugar en nuestro cuerpo, responsable, por ejemplo, de las ganas de tener sexo cada dos por tres. En otras palabras, toda nuestra energía está destinada a exprimir al máximo la relación, aunque para ello dejemos de lado a otras personas significativas.
Esto puede dar pie a varias situaciones problemáticas.
Cuando toda nuestra vida social se limita a la pareja, poco a poco nuestra autoestima se vuelve dependiente. En otras palabras, si nos falta la única persona que nos da afecto, nos sentimos completamente solos. Eso, por supuesto, no es sano ni deseable. Se trata de una señal de que tu relación está influenciada por la dependencia emocional. Pero, ¿cúanto tiempo debo pasar con mi pareja para que sea problemático?
No hay un cupo de horas que debas pasar con tu pareja o con tus amigos, pero sí es importante buscar un equilibrio en tus relaciones.
Si te sientes identificado con las situaciones que acabamos de describir y las expectativas te están pasando factura, estás dejando de lado a personas importantes o solo te sientes tú mismo en la relación, es importante ponerte manos a la obra y dedicar tiempo a fortalecer otros vínculos (incluido el vínculo contigo mismo, es decir, el tiempo a solas).
A veces, dar el paso y “dejar espacio” a la pareja nos asusta porque pensamos que pasando tiempo con amigos o familia sin nuestra pareja, estamos desatendiendo la relación. ¡Error! Estás fomentando tu autonomía, un requisito para disfrutar de una relación sana de pareja.
Si tu pareja se enfada porque deseas ser más independiente, tenéis una conversación pendiente. Como decía, en una relación sana, debe existir espacio para desarrollar otros roles: el rol de amiga/o, el rol de hijo/a, el rol de hermano/a, el rol de trabajador/a, el rol de estudiante, etc. Si tu pareja pretende que tu único rol sea el de novio/a, es que algo va mal. ¿Cómo solucionarlo? No cediendo, sobre todo. Tu autonomía no es un premio ni un capricho, es una necesidad que debes cuidar.