Solo me apetece pasar tiempo con mi pareja, ¿es malo?: Una psicóloga responde

Pasar tiempo de calidad (y a solas) con tu pareja es indispensable: mejora la comunicación de calidad, afianza la confianza, favorece la aparición de un proyecto de vida común, os permite crear aficiones conjuntas y disminuye el estrés de nuestro día a día. El problema surge cuando toda nuestra vida social se limita a la relación de pareja, dejando de lado a otras personas importantes.

¿Por qué solo me apetece estar con mi pareja?

Generalmente, hay una fase en la que nos apetece pasar todo el tiempo con la pareja: al comienzo de la relación. Es normal y se debe a varios motivos.

En primer lugar, estamos enamoradísimos de esa persona. Todo lo que nos dice nos parece interesante porque experimentamos una gran ilusión ante la novedad y una necesidad de conocer más a la pareja (y de dejarnos conocer). También influye el tsunami hormonal y de neurotransmisores que está teniendo lugar en nuestro cuerpo, responsable, por ejemplo, de las ganas de tener sexo cada dos por tres. En otras palabras, toda nuestra energía está destinada a exprimir al máximo la relación, aunque para ello dejemos de lado a otras personas significativas.

Esto puede dar pie a varias situaciones problemáticas.

  • Generar expectativas demasiado altas de la relación. Cuando comienzas una relación con mucha intensidad, es lógico y normal que poco a poco baje. Ya no se os ocurren tantos planes, ya no tenéis tanto tema de conversación porque os lo habéis dicho “todo” y ya no sientes la misma ilusión ante la novedad que al principio. Pasas de una etapa de descubrimiento e intimidad a una etapa de asentamiento y confianza. Lo ideal es integrar ambas fases, pero muchas personas se frustran porque “ya no sienten lo mismo”. El miedo a no estar enamoradas les lleva a cortar la relación en vez de intentar disfrutar de una nueva dinámica más tranquila y estable.
  • Descuidar otras relaciones por completo. Aunque hay muchos amigos comprensivos, también hay personas que (con razón) se enfadan al sentirse descuidadas, sobre todo si te necesitaban en ese momento, pero tú estabas centrando todo tu tiempo y cuidados en la pareja. Si además repites esta dinámica cada vez que te echas pareja, tus amigos pueden acabar quemándose y cortando la relación.
  • Sentirte tú mismo exclusivamente con la pareja. No es que tu pareja sea tu “media naranja”, la única persona del mundo capaz de entenderte, y por eso te sientes tú mismo en la relación. Lo que pasa es que has dedicado esfuerzo y tiempo a mostrarte vulnerable. Si le contases a tus amigos tus preocupaciones, inseguridades y traumas, probablemente te sentirías también tú mismo. El problema es que tenemos la creencia de que solo podemos compartir esos detalles tan íntimos con la pareja –esto ocurre todavía con más intensidad en el caso de los hombres, ya que vivimos en una sociedad sexista que castiga la expresión emocional entre amigos varones–. Mostrar tu sensibilidad no es algo que deba avergonzarte, así que prueba a abrirte con más personas para poderte sentir tú mismo en diferentes relaciones, no solo en la de pareja.

¿Cuándo estás pasando demasiado tiempo con tu pareja?

Cuando toda nuestra vida social se limita a la pareja, poco a poco nuestra autoestima se vuelve dependiente. En otras palabras, si nos falta la única persona que nos da afecto, nos sentimos completamente solos. Eso, por supuesto, no es sano ni deseable. Se trata de una señal de que tu relación está influenciada por la dependencia emocional. Pero, ¿cúanto tiempo debo pasar con mi pareja para que sea problemático?

No hay un cupo de horas que debas pasar con tu pareja o con tus amigos, pero sí es importante buscar un equilibrio en tus relaciones.

Si te sientes identificado con las situaciones que acabamos de describir y las expectativas te están pasando factura, estás dejando de lado a personas importantes o solo te sientes tú mismo en la relación, es importante ponerte manos a la obra y dedicar tiempo a fortalecer otros vínculos (incluido el vínculo contigo mismo, es decir, el tiempo a solas).

A veces, dar el paso y “dejar espacio” a la pareja nos asusta porque pensamos que pasando tiempo con amigos o familia sin nuestra pareja, estamos desatendiendo la relación. ¡Error! Estás fomentando tu autonomía, un requisito para disfrutar de una relación sana de pareja.

Si tu pareja se enfada porque deseas ser más independiente, tenéis una conversación pendiente. Como decía, en una relación sana, debe existir espacio para desarrollar otros roles: el rol de amiga/o, el rol de hijo/a, el rol de hermano/a, el rol de trabajador/a, el rol de estudiante, etc.  Si tu pareja pretende que tu único rol sea el de novio/a, es que algo va mal. ¿Cómo solucionarlo? No cediendo, sobre todo. Tu autonomía no es un premio ni un capricho, es una necesidad que debes cuidar.