La intoxicación alimentaria ocurre cuando una persona ingiere algún tipo de alimento o líquido que contiene bacterias, virus o toxinasproducidas por algunos microorganismos. Cabe destacar que puede suceder en cualquier punto de la producción: cultivo, cosecha, procesamiento, almacenamiento, envío o preparación. El riesgo es mayor en verano debido a las altas temperaturas.
La principal causa suele ser la contaminación cruzada, es decir, la transferencia de organismos nocivos de una superficie a otra. Esto es especialmente problemático en el caso de los alimentos crudos y listos para consumir, como pueden ser las ensaladas. Y es que, debido a que estos alimentos no están cocidos, los organismos nocivos no se destruyen antes de comer, según especifica la Clínica Mayo.
Los síntomas, que pueden empezar unas horas después de haber ingerido alimentos contaminados, a menudo comprenden náuseas, vómitos o diarrea, así como dolor abdominal y fiebre. En la mayoría de los casos, la intoxicación alimentaria es leve y desaparece sin tratamiento. Sin embargo, algunas personas necesitan acudir al hospital. La complicación grave más frecuente es la deshidratación.
Consejos para prevenir las intoxicaciones alimentarias
Lávate las manos y lava, con agua caliente y jabón, los utensilios y las superficies de los alimentos con frecuencia. Se aconseja lavarse las manos con agua tibia y jabón durante 20 segundos antes de manipular los alimentos. Además, evita el trapo de cocina y utiliza mejor papel de cocina.
Mantén los alimentos crudos lejos de los que están listos para comer. La carne, el pescado y los mariscos crudos no deben acercarse al resto de alimentos. Esto evita la contaminación cruzada.
Cocina los alimentos a una temperatura segura, como mínimo a 70 grados. De este modo, los alimentos no quedan crudos y nos aseguramos de que los microorganismos mueren.
Refrigera o congela los alimentos perecederos de inmediato, dentro de las dos horas desde que los compraste o los preparaste. Los alimentos fríos deben conservarse en la nevera hasta su consumo.
Descongela los alimentos de manera segura. No descongeles los alimentos a temperatura ambiente. La manera más segura de descongelar los alimentos es hacerlo en el refrigerador. Si comemos en algún bar o restaurante, es muy importante que los productos se encuentren en vitrinas a la temperatura correspondiente.
Deséchalo si tienes dudas. Los alimentos que permanecen a temperatura ambiente durante demasiado tiempo pueden contener bacterias o toxinas que no pueden eliminarse mediante la cocción. Si un alimento comienza a tener mal aspecto o un olor diferente puede ser el origen de una intoxicación.
¿Quién es más propenso a sufrir una intoxicación alimentaria?
Hay cuatro grupos principales que tienen mayor probabilidad de padecer una intoxicación alimentaria:
Personas mayores. Conforme pasa el tiempo, el sistema inmunitario se debilita. Esto produce que los microorganismos afecten de manera más rápida. A partir de los 60 años, existe un mayor riesgo de sufrir una intoxicación alimentaria.
Mujeres embarazadas. Debido a los cambios en el metabolismo, pueden aumentar las posibilidades de padecer una intoxicación. También puede darse la posibilidad de que afecte al bebé.
Bebés y niños pequeños. Esto es debido a que su sistema inmunitario no se encuentra en pleno desarrollo y puede afectarle en mayor medida.
Personas con enfermedades crónicas. Aquellas personas que sufren alguna enfermedad crónica, su respuesta inmunitaria se reduce.
La salmonelosis se produce por bacterias del género salmonela, siendo la más habitual la salmonela enteriditis. Estos organismos viven en el intestino del cuerpo humano y los animales y a menudo sin dar síntomas, hasta que se produce esta intoxicación, denominada como salmonelosis.
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) alerta de que la enfermedad se produce principalmente por el consumo de alimentos contaminados y detalla los que pueden resultar más peligrosos.
Los más habituales son los productos elaborados a base de huevo crudo, como la mayonesa y algunos postres como el tiramisú. El organismo también avisa de otros alimentos como las carnes frescas, en concreto las que provienen de aves. Además, se debe tener cuidado con las verduras regadas con aguas residuales, así como mariscos de aguas contaminadas y no depuradas.