Cómo afrontar la ansiedad: ¿puede la alimentación marcar una diferencia?
La ansiedad, que cada persona siente de manera distinta, puede incapacitar para hacer frente a la vida cotidiana
No existen cambios alimentarios que curen la ansiedad, pero cuidar lo que se ingiere puede ayudar
Es importante incluir proteínas en el desayuno e hidratos de carbono complejos, beber mucha agua y evitar las bebidas azucaradas, el alcohol y la cafeína
La ansiedad es una sensación desagradable que puede hacer que una persona se sienta asustada, inquieta y desesperada, llegando incluso a incapacitar para la vida cotidiana. Existen muchos posibles síntomas de ansiedad y algunos de estos pueden ser iguales que los de algunas enfermedades físicas y/o mentales graves. Eso sí, recuerda que hay frases que nunca debes decir a una persona que se encuentra pasando por dicho estado.
A pesar de que las personas sufren la ansiedad de manera distinta según sus propias características, hay una serie de síntomas comunes que la mayor parte de la población experimenta. En cuanto a las sensaciones físicas, podemos destacar dificultades para respirar, sentirse mareado o a punto de desmayar, boca seca, temblores, corazón acelerado, dolores de cabeza y/o musculares, sudor excesivo, problemas intestinales o del sistema urinario, 'nudo' en la garganta y fatiga persistente.
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Respecto a las sensaciones emocionales, destacamos episodios de llanto, pánico, preocupación, irritabilidad, incapacidad para concentrarse, sentimientos de culpa y tener ideas negativas o irracionales sobre sí mismos o las situaciones que causan temor.
Afrontar la ansiedad puede ser un desafío y, a menudo, requiere hacer modificaciones en el estilo de vida. No existen cambios alimentarios que curen la ansiedad, pero prestar atención a lo que se ingiere puede ayudar.
Pautas que pueden ser beneficiosas contra la ansiedad
Incluye proteínas en el desayuno. Si comes proteínas en el desayuno, puedes sentirte satisfecho durante más tiempo y la glucemia se mantendrá en niveles normales, de modo que tendrás más energía para comenzar el día.
Consume hidratos de carbono complejos. Se cree que los hidratos de carbono aumentan el nivel de serotonina en el cerebro, lo cual genera un efecto tranquilizante. Consume alimentos ricos en hidratos de carbono complejos, como los granos integrales, por ejemplo, avena, quinua, y panes y cereales integrales. Evita los alimentos que contienen hidratos de carbono simples, como las comidas y bebidas azucaradas.
Bebe mucha agua. Incluso una deshidratación leve puede afectar el estado de ánimo.
Reduce o evita el consumo de alcohol. El alcohol puede producir inmediatamente un efecto tranquilizante. Pero, a medida que el organismo lo procesa, puedes ponerte irritable. El alcohol también puede interferir en el sueño.
Limita o elude la cafeína. No consumas bebidas con cafeína. Pueden hacerte sentir tenso y nervioso, además de perjudicarte a la hora de conciliar el sueño.
Presta atención a la sensibilidad a los alimentos. En algunas personas, determinados alimentos o aditivos pueden provocar reacciones físicas desagradables. En ciertos casos, estas reacciones pueden generar cambios en el estado de ánimo, tales como irritabilidad o ansiedad.
Intenta consumir comidas equilibradas y saludables. La alimentación saludable es importante para la salud física y mental en general. Come muchas frutas y vegetales frescos, pero no en exceso. También ayuda comer regularmente pescados ricos en ácidos grasos omega-3, como el salmón.