Con la llegada del otoño, muchas personas recuperan con ilusión sus prendas de abrigo y sus tardes de mantita y peli en el sofá, pero para otros es lo que marca el momento de poder salir al monte a recoger setas. Una actividad que ayuda a disfrutar de la naturaleza y el aire puro, pero para la que hay que tomar ciertas precauciones, teniendo en cuenta algunas recomendaciones.
La primera y más importante es no comer nada de lo que recojamos si no estamos seguros de que es un bocado seguro (o nos lo puede cerciorar un experto en la materia). Ante la duda siempre será mejor evitar añadir al guiso lo que hemos recogido que arriesgarnos a una intoxicación o una experiencia todavía peor.
Encontrar setas es una mezcla de suerte y de conocimientos, no todos los años la producción es igual, en momentos de sequía suele ser más complicado encontrar setas, pero será más sencillo hacerlo si sabemos dónde buscarlas. Es mejor buscar zonas orientadas al norte y en ellas, buscar en las zonas más húmedas, y una vez localizada la seta, ayudarnos de una pequeña navaja para cortar el pie en lugar de arrancarlo, lo que podría dañarlo, impidiendo que vuelva a crecer.
Llevar el equipo adecuado es también indispensable, tal y como hemos señalado con la navajita. Se recomienda llevar una cesta para recoger las setas, y el motivo no es solo porque resulte más estético, es porque de este modo, mientras seguimos caminando por el monte, las esporas de las setas que llevamos seguirán cayendo allí por donde pasemos. También es esencial un buen calzado, prendas de abrigo y una brújula (o un sistema más moderno de ubicación gracias al móvil).
Una vez que ya tenemos todo preparado para salir a buscar setas, solo hay que encontrar el lugar donde hacerlo, como estos rincones de Madrid.