En España cada vez hay más personas aficionadas a recoger setas. La llegada de las lluvias de otoño y el ambiente de la estación húmeda hacen que sea una ocasión perfecta para iniciarse en una actividad al aire libre que nos da sus mejores regalos en esta época del año. Por suerte, contamos con multitud bosques y zonas naturales para descubrir las variedades micológicas más interesantes.
Si no hay grandes heladas o vientos fuertes que interrumpan el crecimiento, a partir de mediados de septiembre y principios de octubre da comienzo la temporada.
Quien se inicie en la recogida de setas debe hacerlo con tiento y conocimiento adecuado: la micología y, por extensión, la recolección de hongos, tiene sus propias reglas. No debemos olvidar el impacto que esta actividad tiene en el entorno natural, sobre todo si se hace de forma descontrolada y sin conocer a fondo las principales reglas y preceptos. Todo aquel que se interna en el monte con su cesta de mimbre y su pequeña navaja debería respetar el ciclo de crecimiento.
En España hay más de 1500 variedades de hongos, siendo los boletus edulis los níscalos, la amanita caesarea (‘huevo de rey’) o las trompetillas las más comunes en las mesas. Cualquier salida al monte tiene que ir acompañada de un ejercicio consciente: prevención, concienciación e identificación correcta. No todas son actas para el consumo humano. Si no distinguimos las comestibles de las venenosas, nos arriesgamos a una intoxicación grave.
El procedimiento para recoger una seta es sencillo, pero se debe hacer de forma correcta para afectar lo menos posible al entorno natural y favorecer la reproducción en terreno nuevo.
Mencionábamos más arriba la importancia de la cesta de mimbre. Es el receptáculo más recomendable, ya que favorece la dispersión de las esporas y la reproducción. Los recogedores principiantes pueden tener la tentación de almacenar los ejemplares en bolsas de plástico, pero esto impediría la continuación del ciclo natural del hongo y lo dañaría.
Para evitar dañar el hongo que aún permanece bajo tierra (micelio), nos aseguraremos de cortar por la base de forma horizontal. Bajo ningún concepto hay que rastrillar el suelo donde brota la seta.
Regla de oro de los recolectores expertos. No acapares y llenes todas las cestas posibles. Recolecta lo que vayas a consumir y respeta el entorno.
Una vez recolectadas, es esencial limpiar bien las setas, eliminando restos de tierra con un paño húmedo o un cepillo. No se recomienda lavarlas bajo agua corriente ya que absorben humedad. Para conservarlas, se pueden secar, enlatar o congelar, dependiendo de la variedad y el uso que se les vaya a dar.