Perder nuestro vehículo a causa de un accidente es una gran faena. Si los daños han sido elevados, las compañías aseguradoras pueden negarse a la reparación, incluso aunque no hayamos sido culpables del accidente que causó los daños. Es lo que se conoce como un siniestro total en el que perderíamos el coche a cambio de una indemnización que no siempre nos parecerá razonable. Es por eso que muchos propietarios piensan en alternativas, como quedarse el coche y tratar de repararlo por sí mismos o incluso quedarse el coche y venderlo por piezas para sacar algo más de dinero de lo que ofrecen los seguros.

Se considera que un vehículo está en siniestro total cuando el coste de su reparación es superior al valor venal de ese vehículo o, en algunas pólizas de seguros, la reparación supera en un tanto por ciento el valor de mercado del vehículo, generalmente el 75%. Si hemos acabado en esta situación, también conocida por parte de las aseguradoras como pérdida total, puede que nos quedamos quedar con el vehículo siniestrado, bien sea para tratar de vender las piezas por separado o porque tengamos cariño a dicho vehículo y queramos conservarlo aunque esté averiado e inoperativo. Es por ello que al querer alternativas a la indemnización y el coche al desguace sea normal preguntarnos alternativas cuando se declara un coche siniestro total, qué sucede con el coche.

Cuando el coste de la reparación del vehículo sea tan elevado que el seguro lo declare como pérdida total o siniestro total, lo más habitual es que te indemnicen con el valor venal del coche. Este es el valor de mercado en el momento en el que se han producido los daños en el coche. Para realizar este cálculo se tienen en cuenta varios factores como marca y modelo del vehículo, antigüedad, kilometraje, etc. Técnicamente, la cuantía de la indemnización sería suficiente para comprar un coche de segunda mano de condiciones similares a la pérdida sufrida... aunque no siempre es así. Dependiendo de tu compañía de seguros y la póliza formalizada con ellos, pueden entrar en juego conceptos como valor venal mejorado cuando el valor venal es muy bajo (como en coches muy antiguos o clásicos), la compañía puede añadir un porcentaje a la indemnización. Sin embargo, si has llegado hasta aquí es porque quieres saber alternativas a que el coche sea llevado al desguace. Vamos a ver qué escenarios posibles hay.

Lo más habitual es que al declarar la pérdida total de un vehículo, la aseguradora tome posesión del mismo. Esto implica una serie de trámites como pagarte la indemnización del coche sobre el valor que hayan calculado, pero descontando de dicho importe los gastos operativos de la baja y el traslado al desguace. Esto es así por defecto debido a que un coche en situación de siniestro total no puede circular y al desparecer el bien asegurado, automáticamente se cancela el seguro y por tanto tampoco podría circular, aunque mecánicamente fuera posible.

Quizás prefieras quedártelo y tratar de repararlo por ti mismo, aunque económicamente va a ser poco probable si pasó a ser declarado siniestro. Como en un alto porcentajes de estos casos su rehabilitación es mucho más costosa que su valor de mercado, esta alternativa solamente está recomendada si, aunque sea a costa de perder dinero, quieres el vehículo sí o sí, principalmente por valor sentimental. Si consigues resucitar tu vehículo, posteriormente deberías realizar ante la Dirección General de Tráfico un trámite conocido como rehabilitación de vehículo en situación de baja definitiva. Esto siempre y cuando el vehículo no tenga certificado de destrucción. En ese caso, solamente se podría rehabilitar como vehículo histórico.

Lo más frecuente es tratar de rascar algo más de dinero que aceptando la indemnización total y diciendo adiós a tu vehículo rumbo a un desguace o Centro Autorizados de Tratamiento de Vehículos. Cuando decides quedarte con el coche, puedes negociar con la aseguradora que te resten de la indemnización el llamado valor de afección, el valor que tendrían las piezas del vehículo por separado. En ese caso, puedes tratar de sumar importes por componentes que no hayan quedado en malas condiciones y que la pérdida sea menos acusada, al menos en la parte económica. Eso sí, ten en cuenta que debes hacerte cargo de la destrucción de cualquier resto que no hayas conseguido vender, además de tramitar la baja ante la DGT.