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A la hora de mantener limpio nuestro vehículo, solemos enfocarnos en dos grandes áreas, a las que cada conductor da mayor o menor importancia: el exterior, donde más se puede acumular la suciedad, y el interior, donde un aspirado y limpieza del salpicadero suelen ser necesarios cada pocas semanas. Sin embargo, no se suele dar tanta importancia a la limpieza de motor y es imprescindible si queremos mantener la vida útil del vehículo durante muchos años.
En primer lugar, puede que te haya surgido la duda sobre el motivo por el que no es recomendable limpiar tu motor con un manguerazo. Al fin y al cabo, es un motor, no un gremlin. A grandes rasgos, lavar el motor de tu coche con agua puede causar daños eléctricos, además de otros problemas adicionales como oxidación posterior de ciertos componentes. Si no quedase más remedio, la recomendación de los expertos es hacerlo con mangueras de baja presión (por tanto, no aquellas de los lavaderos de las gasolineras) y secar posteriormente el motor a la mayor brevedad.
Sin embargo, tal y como reza el titular de este artículo, estamos aquí para contarte cómo limpiar el motor del coche sin utilizar agua en un proceso que te debería llevar unos 10-15 minutos y que, además, te permitirá ahorrar unos cuantos euros, ya que una limpieza profesional del motor puede costar entre 50 y 150 euros. Para ello, vamos a remitirnos al testimonio de un experto en limpieza y restauración de vehículos, Diego de BassMotor, quien en sus redes sociales ha compartido una serie de tips de lo más útiles para dejar nuestro motor como nuevo.
Según este profesional, lo primero que necesitaremos será quitar la primera capa de suciedad. Esto incluye hojas secas que se hayan podido colar, polvo y todo tipo de residuos. Podemos valernos de útiles como un cepillo de cerdas suaves o una brocha para ayudarnos a desincrustar la suciedad. Para las partes más difíciles de alcanzar, una buena idea es usar un aspirador de mano o el que haya en la gasolinera para que se trague todo el polvo y suciedad y así decir adiós a cualquier residuo que pueda volver a ensuciar las partes ya limpias posteriormente o cuando se cierre el capó.
Una vez que hemos quitado esta primera capa de suciedad, se emplearán una serie de productos de limpieza específicos. El primero de ellos es un limpiador de plásticos. Como se puede observar en el vídeo, el experto va aplicando este producto especial para ir limpiando todas las piezas superficiales y aquellas a las que alcanza la mano. Pulverizando el producto y extendiéndolo con una brocha hará que dejemos limpias las zonas que más suciedad podían haber acumulado, incluyendo las tapas: de motor, de filtros o de batería.
El creador de contenido usa este mismo producto también en zonas metálicas. Si no te sientes muy cómodo con esto, recuerda que también tienes en tiendas especializadas desengrasante específico para motores de coche. Estos están diseñados para poder ablandar la grasa y aceite acumulados en estas piezas y que son más difíciles de retirar con limpiadores convencionales. Eso sí, recuerda no utilizar productos como jabón de lavavajillas, gasolina o limpiadores de horno, ya que pueden dejar residuos, ser inflamables o demasiado corrosivos.
Seguidamente, otro producto que se debería utilizar una vez que hemos retirado los restos del producto —a ser posible con una bayeta de microfibras— es el abrillantador de plásticos y gomas. Este líquido servirá para hidratar el plástico y que posteriormente tenga un acabado mucho más luminoso que nos haga recordar al estado que tenía cuando era nuevo. Simplemente tendremos que pasar una bayeta o esponja humedecida en el producto y observar que todo quede brillante.
Aunque Diego no lo diga, otros expertos recomiendan que en el caso de la limpieza de los componentes eléctricos no se empleen tampoco productos de limpieza directamente sobre ellos. En su lugar, una opción más segura y menos agresiva sería aplicar con un pulverizador o un paño humedecido un producto que no sea conductor de electricidad, como agua destilada o desmineralizada. Así conseguimos tanto minimizar el riesgo de daño eléctrico como mantener intacta la funcionalidad de estos componentes.
El abrir tu capó y tener el motor como la patena no es algo puramente estético, sino que tiene una serie de beneficios adicionales en el rendimiento y la longevidad del vehículo. Tener el motor de tu coche en perfectas condiciones de limpieza hará que el funcionamiento del mismo sea más eficiente y también que puedas detectar con mayor prontitud posibles problemas que acaben siendo reparaciones costosas si no se identifican a tiempo.
En cuanto a la frecuencia con la que se debería limpiar el motor del coche para tener esos beneficios y evitar posibles problemas, esa cantidad de tiempo va a depender de varios factores, entre los que influyen el tipo de vehículo, la cantidad de kilómetros anuales en la que se hace o el tipo de caminos por el que se circula, ya que no es lo mismo conducir por asfalto que en condiciones de alta suciedad, como en caminos polvorientos o por barro, lo que podría incrementar el número de residuos en el motor. En general, la media sería de al menos una vez al año o cada 20.000 kilómetros, aunque Diego de BassMotor prefiere hacerlo 2 veces al año.
