El 22 de diciembre se celebra el sorteo de la Lotería de Navidad, un gran premio que puede cambiar la vida de los ganadores, algo que solo pasa una vez en la vida… ¿o no?
Lo cierto es que este sorteo está planteado de tal manera que cada año es nuevo, es decir, que cada 22 de diciembre, todo aquel que haya comprado un décimo tiene la posibilidad de que le toque el premio Gordo, sea el número que sea, porque cada año se empieza de cero.
Siempre suele señalarse que todos los números entran en el bombo, desde el 0 hasta el 99.999, por lo que cualquiera de ellos puede ser el ganador, esto hace que todos los años haya las mismas posibilidades para todos los números, por lo que podría ganar un número dos veces e incluso más.
El ganador es fruto del azar, lo que quiere decir que no es imposible que esto suceda. Los números que ya han sido ganadores del Gordo no se sacan del sorteo, por lo que bien podrían ganar de nuevo. Eso sí, no solo tienen que salir del bombo, también tienen que hacerlo en el preciso momento en el que es el Gordo el que está en juego.
Así, las probabilidades de que un número sea ganador del Gordo son todos los años las mismas (y bastante escasas), 1 entre 100.000 o un 0,001%.
Quienes tengan por costumbre comprar siempre el mismo número tendrán las mismas posibilidades de ganar que aquellos que van variando sus compras. De hecho, si un año su número de la suerte termina siendo el ganador, al año siguiente podrán comprarlo de nuevo, porque, como hemos señalado, las matemáticas no varían.
No es algo habitual, de hecho no es nada frecuente, pero cada décimo que se compra tiene la posibilidad de ser el ganador del Gordo, claro que también tiene la misma probabilidad de ganar cualquiera de los otros premios.
Por extraño que pueda parecer, la suerte es caprichosa y, de hecho, esto que nos parece tan poco probable, ha sucedido en dos ocasiones a lo largo de la historia del sorteo. El número 20297 resultó ganador en los años 1903 y de nuevo volvió a llevarse el Gordo en 2006. El 15640, repartió en mayor premio en el año 1956 y repitió en 1978.
Números afortunados que han conseguido repartir felicidad en varias ocasiones, algo que, como vemos, no es algo habitual, pues solo ha sucedido en dos ocasiones en los más de doscientos años de historia que tiene el sorteo.
Poco importa si tenemos un sistema para escoger número, si nos dejamos llevar por la intuición o si compramos cualquiera al azar, lo único que puede aumentar las probabilidades de que salga el número que tenemos en la lotería es comprar más y muy variados, pero aumentar las probabilidades de esta manera podría suponer una inversión mayor que los beneficios a obtener.