En su voluntad de poner freno a la saturación ocasionada por el turismo de masas, la ciudad de Venecia ha decidido implantar una drástica medida: cobrar a quien quiera visitarla. Concretamente, a partir del verano de 2022 comenzará a exigir a los turistas comprar una entrada cuyo precio oscilará entre los 3 y los 10 euros, en función del día y de la cantidad de personas prevista.
Conviene no confundir esta medida con la tasa turística ya vigente en muchas ciudades europeas. La tasa turística es el impuesto que se aplica al precio de las estancias en los establecimientos turísticos, es decir, hoteles, apartamentos turísticos, campings, alojamiento rural, albergues juveniles, viviendas de uso turístico, áreas de pernoctación destinadas a albergues móviles y embarcaciones de crucero turístico. Lo que plantea Venecia es más singular: una tasa al turista solo por acceder a la ciudad, independientemente del alojamiento.
La ciudad italiana ya llevaba años planteándose esta opción, cansada de tener sus calles abarrotadas de turistas cada día, y la llegada de la pandemia por coronavirus ha sido la excusa perfecta para terminar de implantar esta nueva medida.
En 2018 ya implantó el sistema de tornos para controlar la afluencia de visitantes ante las quejas de varios ciudadanos y grupos de ultraizquierda. Pero esta limitación del aforo no ha sido suficiente, y a partir del próximo año las personas que visiten Venecia deberán reservar con antelación su llegada y a pasar por taquilla para poder acceder a la ciudad.
Cada visitante debe reservar con anticipación a través de la aplicación móvil o el sitio web de la ciudad. Al finalizar, se le entregará un código QR que le permitirá ingresar a Venecia a través de un lector óptico de un torno situado en los puntos estratégicos para acceder a la ciudad.
El sistema técnico incluye más de 500 cámaras de alta definición y 100 sensores, que conectan la red de telefonía móvil de todos en la ciudad a través de los smartphones. La primera prueba ha comenzado en la isla de Troketo, desde donde se controla digitalmente toda la ciudad y donde se encuentra la comisaría central de la Policía Local.
Sin embargo, esta decisión no ha gustado a todo el mundo y aunque el Gobierno ha anunciado que los residentes de la región del Véneto no tendrán que pagar, la polémica está servida. Algunos, como el concejal Marco Gasparinetti, consideran esta decisión "una medida inconstitucional y contraria a la legislación europea", en unas declaraciones hechas al diario 'La Stampa'.
Para Gasparinetti, una iniciativa así "se podría hacer para un área limitada, como la plaza de San Marcos, pero no para una ciudad entera" y supone "la consagración de Venecia como parque temático". En esta línea, ha advertido de que únicamente es "una forma de hacer dinero" y avisa de que los venecianos no se dejarán "fichar" por los tornos.
Según datos ofrecidos por 'Il Corriere della Sera, durante los primeros 10 días de este mes de agosto, Venecia recibió picos diarios de hasta 85.000 turistas, unos números aún alejados de los 110.000 visitantes que recibía cada día antes de la pandemia