Corea del Norte muestra su última arma secreta, supersoldados capaces de pulverizar bloques de cemento con la cabeza o de poner los nudillos, el antebrazo o el dorso de la mano entre una maza y una pila de tejas. Todo para regocijo de un orgulloso Kim Jong-un.
El líder contempla cómo sus chicos saltan coches y detienen cuchillos lanzados a toda velocidad, pero el plato fuerte de la exhibición son las demostraciones de resistencia casi sobrehumanas. Como aguantar que te apaleen todo el cuerpo y seguir -aparentemente- como si nada.
No basta con tumbarse en una cama de clavos y que te partan una enorme piedra sobre el estómago.
Estos 'sansones' norcoreanos se liberan de las cadenas y repiten la hazaña tendiéndose de espaldas -esta vez- sobre cristales. "Así sabrán nuestros enemigos -comenta la locutora- a qué se enfrentan".