Miles de mujeres toman las calles de Reino Unido. No solo están en pie de guerra. Han creado el movimiento Girls night in, noche de chicas en casa. Tienen miedo por el altísimo número de agresiones sexuales. Se denuncian hasta 16 cada hora, 144.000 en el último año. La nueva y peligrosa tendencia, denominada ya spiking, drogar a las mujeres con un pinchazo para después agredirlas. Ocurre en los locales nocturnos y ya son muchas las mujeres que han lanzado un boicot para pedir más protección. Hasta la familia Real británica se ha pronunciado ya al respecto. Sarah Crew, responsable de delitos sexuales lo ha dejado claro ya al señalar que todos los Jefes de Policía se toman esto como un asunto de máxima prioridad.
Exigen a los locales más vigilancia y que registren a los clientes. Hasta entonces, las mujeres piden boicot. Las imágenes que circulan de este nuevo método ponen la piel de gallina, sobretodo las que han trascendido de una joven abandonada semiparalizada en la escalera de su casa después de que la drogaran en una discoteca de Bristol. Kirsty Howells, de 25 años terminaba completamente inconsciente en una cama de hospital. En solo un mes ya se han presentado casi 200 denuncias. Cifras alarmantes. ¿Cuántas mujeres más deben ser acosadas, violadas o asesinadas?" ha señalado la duquesa de Cornualles llamando a las víctimas una a una "Sarah Everard, Sabina Nessa, Wenjing Lin" para que no caigan en el olvido
Decenas de jóvenes han denunciado haberse quedado inconscientes y despertar con la marcha de un pinchazo por el que les han inyectado droga. Es lo que le pasó a Sarah tras despertar en el hospital tras nueve horas inconsciente. Despertó con un moratón en la mano y en el centro un pinchazo tras haber estado con sus amigas de fiesta: "No podía mantenerme en pie. Y ahí fue cuando los del bar nos dijeron que nos teníamos que ir. Pensaron que había bebido demasiado".
Sus amigas se dieron cuenta de que Sarah no estaba borracha, sino que algo le pasaba. Ellas la salvaron protegiéndola y llevándola al médico. "No sé qué pretendían, obviamente, pero inmediatamente piensas en un agresión sexual y lo que podría haber pasado si mis amigas no hubieran estado allí", explica la joven. Se investigan decenas de casos en más de una docena de municipios de todo el país. En Leeds comenzaron a producirse cuando los bares tomaron medidas para evitar que a las mujeres les echaran drogas de violación en la bebida. Ahora que se las inyectan y las chicas ya no saben qué hacer. El Parlamento estudiará una petición para reforzar la seguridad.