Ucrania vive ya 85 días de guerra: 85 días de invasión rusa mientras desde el Kremlin, los de Vladímir Putin se afanan en mostrar y presentar ante el mundo la rendición de la guarnición de Mariúpol. Son más de 700 milicianos en 24 horas. Cerca de 1.800 en total.
Cabizbajos, bajo la lluvia, con las mujeres por separado, en el ritual de los registros que les efectúan las fuerzas rusas, colocan sus pertenencias sobre palés y se someten al protocolo de identificación antes de ser enviados a distintos barracones como prisioneros de guerra.
En uno de esos barracones en Donetsk, Cruz Roja ha podido supervisar su registro. Los combatientes dicen que les están tratando bien y “la comida es muy buena”. Kiev asegura que habrá canje de prisioneros, y tienen la palabra personal de Putin. Sin embargo, nada de esta invasión va según su plan.
Mientras ya surgen significativas voces apuntando desde Rusia que “la situación empeorará” para el Kremlin, que se ha encontrado con la fiera resistencia ucraniana y un firme rechazo internacional, las victorias y objetivos marcados por Putin se reducen ante la defensa de un país prisionero de un dolor insoportable: el de la muerte de hijos, padres y compañeros de una guerra en la que cada día siguen muriendo.