En las calles de Pekín no hay rastro de personas. Los valientes que se atreven a salir a la calle tienen que hacerlo andando o en coche. Viajar en transporte público es complicado en el tercer día de endurecimiento de los controles anticovid.
La capital china ha cerrado más de 60 paradas de metro y 150 estaciones de bus. Aquellas que permanecen abiertas, cuentan con policías encargados del cumplimiento de las medidas sanitarias. "La pandemia ahora es muy seria, así que los policías están para el bien de todos". China siempre ha defendido la política de covid cero, algo que ha levantado ampollas en Shangai.
Son las nuevas medidas que el gobierno ha impuesto para frenar el aumento de casos. Y parece que los ciudadanos están cumpliendo con las normas. Largas colas para realizarse un test. "Haremos lo posible para controlar la situación de covid". China no quiere correr riesgos e impone medidas radicales para acabar con el virus cueste lo que cueste.
Las autoridades de China han informado este jueves de que los colegios de Pekín, la capital, seguirán cerrados una semana más en un intento por contener el último brote de coronavirus registrado en la ciudad. Estaba previsto que las clases presenciales se reanudaran el 2 de mayo, si bien han vuelto a ser suspendidas al menos hasta el próximo 9 de mayo, según ha estipulado el Gobierno en un comunicado. Asimismo, las autoridades locales han decretado el cierre de restaurantes y bares y han procedido a cerrar 60 estaciones de tren para evitar una mayor propagación.
Este jueves se registraron medio centenar de casos nuevos en Pekín, ocho de los cuales son asintomáticos. Mientras, en Shanghái, que se ha visto recientemente golpeada por un brote, los casos siguen disminuyendo. El gigante asiático ha notificado en la última jornada otros 5.038 contagios, lo que sitúa el total en más de un millón de casos y 5.141 muertos desde el inicio de la pandemia.
El miércoles, las autoridades locales informaron del cierre de decenas de estaciones de metro y la suspensión del servicio de autobuses. El Gobierno espera así eludir el destino de Shanghái, que ha tenido que confinar a su población durante más de un mes para bloquear la propagación del virus. Aquellos que deseen abandonar la capital deberán presentar un test y recibir un código por parte de las autoridades sanitarias para poder así embarcar en un avión o subirse a un tren. Mientras, el resto de residentes tendrán que someterse a test en al menos doce distritos de la ciudad.