Alrededor de un centenar de niños se encuentran en paradero desconocido después del asalto ejecutado el pasado enero por el grupo yihadista Estado Islámico contra una prisión en la localidad siria de Ghueiran, bajo control de las autoridades kurdas del país árabe.
Así lo han denunciado expertos de Naciones Unidas, añadiendo que "estamos extremadamente preocupados. Algunos de estos casos puede equivaler a una desaparición forzosa". Han recalcado que "las autoridades a cargo de la prisión, que han estado pidiendo la repatriación inmediata de todos los ciudadanos extranjeros, han recibido una situación casi imposible a nivel humanitario, de Derechos Humanos y seguridad por parte de estados de terceros países".
"Bajo el Derecho Internacional, sin embargo, depende de ellas llevar a cabo una investigación rápida, transparente, imparcial e independiente sobre las circunstancias en las que desaparecieron estos niños y publicar sus resultados", han manifestado, antes de subrayar que "el daño debe ser identificado y los responsables deben rendir cuentas para evitar la impunidad".
En este sentido, han hecho hincapié en que "los estados a los que pertenezcan los nacionales tienen obligaciones claras para proteger a estos niños vulnerables atrapados en el conflicto en la violencia y no pueden esquivar estas obligaciones simplemente ignorando el paradero de sus ciudadanos".
Los expertos han evidenciado además su malestar por la falta de información clara sobre el número de menores encarcelados antes del ataque y han lamentado que "las condiciones de detención en la prisión han empeorado" desde el ataque contra Ghueiran, que dejó más de 200 muertos.
"Hay casos de desnutrición grave. Muchos de los niños detenidos en las prisiones resultaron heridos de gravedad durante la fuga y sus heridas no recibieron tratamiento médico", han reseñado, añadiendo que las condiciones de detención no parecen cumplir con los mínimos fijados por los estándares internacionales.
En concreto, han detallado que los menores son retenidos en celdas abarrotadas con entre 20 y 25 personas, en condiciones inhumanas y con un acceso limitado al agua potable, mientras que los escasos contactos previos entre los reos y los familiares han sido suspendidos.
"Estos niños, principalmente jóvenes, son víctimas del terrorismo y de violaciones muy graves de los Derechos Humanos y el Derecho Humanitario. Son considerados culpables por asociación, discriminados y castigados. No se presta atención a sus intereses. Merecen protección y cuidado, no violencia y abandono por parte de la comunidad internacional", han argüido.
De este modo, han reclamado que se restaure el acceso humanitario a las prisiones y han incidido en que es un primer paso para determinar el bienestar y paradero de los detenidos. "Todos los estados y actores presentes en el noreste de Siria deben garantizar la protección de los niños y evitar que sufran mayores daños", han dicho.
Por último, los expertos de la ONU han reiterado que "debe hallarse una solución internacional para el sufrimiento de aquellos que no puedan ser repatriados en línea con el Derecho Internacional". "Está claro que la situación actual no puede reconciliarse con ninguna posición en la que los estados estén haciendo frente a amenazas internacionales a la paz y la seguridad, incluida la lucha contra el terrorismo y el extremismo violento", han remachado.