La pandemia de covid-19 está castigando duramente a Brasil. Las criticas de Bolsonaro a las restricciones decretadas por algunos Gobernadores más la expansión de una variante local del virus mantiene al país en niveles récords de víctimas por el coronavirus. Con 13,5 millones de casos de covid-19 y cerca de 355.000 muertes, Brasil tiene un promedio de 3.124 fallecidos diarios durante la última semana, nuevo récord desde la irrupción del SARS-CoV-2, y una media de 72.000 contagio, lo que ha supuesto que en once grandes ciudades ya haya más muertos que nacimientos.
El descontrol de la pandemia en Brasil ha llevado a los científicos a advertir sobre la posibilidad de que el país se convierta en un granero mundial de nuevas mutaciones.
La explosión de infecciones, que diversos científicos atribuyen a la expansión de la P.1 en Brasil, entre otros aspectos, ha puesto contra las cuerdas al sistema sanitario del país, que se encuentra en colapso o al borde de él en diferentes regiones del país.
La prensa local informa de que hasta en 11 ciudades brasileñas, incluida la populosa Río de Janeiro, se cuentan más muertes que nacimientos.
Las cifras de muertos por la pandemia crecen mes tras mes a un ritmo del 16 por ciento superando a la tasa de aumento de nacimientos. Así, según datos de CNN recogidos por el diario peruano La República, en Río de Janeiro, se registraron en marzo 36.437 fallecimientos por 32.060 nuevos nacimientos.
A pesar del galopante avance de la covid-19 y la complicación de los hospitales, el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ha insistido en mantener las críticas al confinamiento e instado a la población a recuperar la normalidad para mantener la economía a flote.
La polémica gestión de Bolsonaro de la pandemia será investigada por el Senado, algo que le he llevado a subir el tono de sus declaraciones afirmando que el país "es un barril de pólvora" y tendrá "serios problemas" por las medidas para intentar atajar la covid-19.
"La temperatura está subiendo" y "va a haber consecuencias de esos actos arbitrarios", declaró Bolsonaro este miércoles a un grupo de seguidores en una clara alusión a la investigación que iniciará el Senado, promovida por opositores tanto de izquierda como de derecha y avalada por un magistrado de la Corte Suprema.
"Brasil está en el límite. Estoy esperando que el pueblo dé una señal", declaró el mandatario sin precisar qué tipo de señal aguarda, y sostuvo que la política de "cerrar todo" pone al país frente a "la inminencia de tener problemas (sociales) serios".