Veíamos estos días como una multitud de ucranianos cruzaba por las ruinas de un puente bombardeado en Irpin, a las afueras de Kiev. Muchos siguen huyendo por ahí. Una huida dramática, bajo la nieve, vadeando un río helado, con gente herida y muchos que no se pueden valer por sí mismos. Igor Chumak, ese joven ucraniano que no cuenta su día día en la guerra, lo ha vivido con ellos.
Son las 12 de la mañana. La situación se complica. Miles de personas huyen desde Irpin hacia Kiev. El puente esta destrozado. Soldados y voluntarios como Igor les ayudan a cruzar sobre un paso improvisado con palés. Heridos, ancianos y niños se agolpan en brazos de soldados, manos amigas para dar un paso más. Necesitan huir como sea, con lo puesto y salvando lo que para ellos es lo más valioso. Pero la nieve, al agua helada y el frío se hacen insoportable. En apenas dos horas los soldados y voluntarios han ayudado a 850 personas , arriba les darán ropa y comida en un puente destrozado entre furgonetas abandonadas y restos de sangre.