Con solo cuatro años, Tillie Vasey sufrió el brutal ataque del perro de su vecino, un pitbull. Tres años después, la niña aún tiene problemas de salud como consecuencia de lo ocurrido y su madre teme que será así el resto de su vida.
Los hechos ocurrieron en julio de 2018. La pequeña estaba jugando con su vecina mientras su madre, Leanne Vasey, preparaba el té en la cocina, según recuerda en exclusiva al diario Daily Mail. En ese preciso momento, “escuché gritos y al minuto siguiente vi que alguien la subía y parecía que la habían pintado la cara”. “Cuando salí, vi que su rostro estaba cortado por todas partes”, continúa relatando.
El perro de su vecino, un pitbull de 12 años, la atacó brutalmente: le arrancó el conducto lacrimal izquierdo y le dejó cicatrices en el cuero cabelludo que, a sus ocho años, continúa teniendo.
Esto “ha afectado su confianza, porque le mordió la cabeza. Su cuero cabelludo está lleno de cicatrices", explica su madre, señalando que la niña se peina de una forma concreta para ocultar sus cicatrices del resto de niños que le preguntan por qué las tiene.
En cuanto al ojo, su madre explica que la niña no tiene conducto lacrimal y cada tres meses debe ir al hospital para que le coloquen o retiren un conducto lagrimal de reemplazo. “Cada mañana cuando Tillie se despierta, parece que le han dado un puñetazo en el ojo, está muy hinchado porque ha estado llorando constantemente por la noche”, señala y “siempre tiene infecciones oculares”. La solución a esto sería un stent que drenase las lágrimas, pero, de momento, no lo han conseguido.
Además, de estas consecuencias físicas, la niña siente “pánico” cada vez que un perro viene corriendo hacia ella cuando caminan por el parque.
El juicio por este caso se celebró en marzo de 2019, recuerda el mismo diario. El dueño del animal fue condenado condenado a tres meses de cárcel, suspendido durante 18 meses y tuvo que hacer 140 horas de trabajo no remunerado. El perro fue sacrificado.