El 3 de noviembre de 1957 la URSS mandó el Sputnik 2 con un único tripulante: la perra Laika, un animal de seis kilogramos que se convirtió en el primer ser vivo en viajar al Espacio. El honor le costó la vida, porque los científicos tenían previsto que Laika no regresara viva de su misión y así fue.
La perra Laika, cuyo nombre original era "Kudryavka", murió a las pocas horas del despegue a causa del sobrecalentamiento y el estrés, según revelaron fuentes rusas, que mantenían el tema en secreto.
El Sputnik 2 fue la segunda nave espacial puesta en órbita alrededor de la Tierra, a las 02.30 UTC del 3 de noviembre de 1957. La cápsula, de forma cónica tenía cuatro metros de alto con una base de dos metros de diámetro. El dispositivo estaba equipado con toda clase de equipos de medición y un compartimento sellado y acolchado, donde viajó Laika.
La cabina presurizada del Sputnik 2, permitía a Laika permanecer estar acostada o en pie y estaba acolchada. Un sistema regenerador de aire le garantizaba oxígeno, mientras que la comida y el agua se encontraba en forma de gelatina.
Laika, una perra que fue recogida por las calles de Moscú era la candidata ideal. Los científicos soviéticos optaron por utilizar perros callejeros de Moscú al considerar que eran animales capaces de soportar las condiciones extremas de frío y de hambre.
Así que Laika fue elegida entre otros candidatos para viajar el Sputnik 2 sujeta con un arnés. Una bolsa recogía los excrementos, y unos electrodos monitorizaban sus señales vitales. Un primer informe telemétrico temprano indicó que Laika estaba nerviosa y agitada en el espacio, pero que seguía comiendo.
Sin embargo, los científicos tenían previsto que la capsula no tenía posibilidad de retorno a la Tierra, por eso se planeó sacrificarla después de 10 días en órbita. Fuentes rusas revelaron en 2002 que la perra Laika había muerto poco después del despegue. Después de Laika, la URSS envió 12 perros más al espacio, de los cuales cinco regresaron con vida a la Tierra.