Las mujeres saharauis han roto el silencio en las calles del Sáhara Occidental ocupado por Marruecos y han salido a manifestarse para celebrar el 8M y exigir el fin de la violencia contra las mujeres. Lo han conseguido a pesar del hostigamiento al que están siendo sometidas, precisamente para intentar impedir estas protestas.
El sábado un nutrido grupo de mujeres acudió a la casa de la activista saharaui Sultana Khaya, para apoyarla tras la agresión que había sufrido el viernes por parte de la policía marroquí. Sultana lleva más de cien días en "prisión" domiciliaria sufriendo hostigamiento y maltrato constante. Los alrededores de la vivienda se llenaron de policía y agentes marroquíes que impidieron las visitas.
Pero no es la única activista vigilada por las fuerzas marroquíes. La represión se ha recrudecido desde que el pasado 14 de noviembre el Frente Polisario declarara el estado de guerra, al haber roto Marruecos el alto el fuego. El ejército marroquí disolvió una protesta pacífica de civiles saharauis en una zona desmilitarizada, en el paso de Guerguerat.
Desde entonces las detenciones y la falta de información sobre activistas y periodistas en cárceles marroquíes (el Frente Polisario los cifra en cuarenta) son el día a día de los territorios ocupados y de la población civil saharaui que vive en ellos.
Pero hoy, las mujeres saharauis han salido a la calle, han celebrado su 8M y han dejado un mensaje, una aspiración, cantada con voz profunda: "un Sáhara libre, un pueblo independiente, libre y feliz".
Según las resoluciones de Naciones Unidas el Sáhara Occidental no es un terrotorio marroquí, sino que España es potencia administradora, y debe celebrarse un referéndum de autodeterminación para que la población saharaui pueda decidir. Nada de esto se ha producido después de décadas, mientras el pueblo saharaui vive entre las zonas ocupadas y los campamentos de refugiados en Argelia.