En China siguen atónitos a la manada de elefantes que están recorriendo el país. El grupo, que está irrumpiendo en zonas pobladas, está siendo muy vigilado por las autoridades, que aún no se explican hacia dónde se dirigen estos animales, con una conducta casi inédita.
A este paso, estos quince elefantes salvajes van a pasar a la historia por protagonizar la segunda larga marcha por el interior de China, esta vez en el siglo XXI. No se sabe si el pequeño ejército huye de alguien o de algo, a pesar de que cientos de funcionarios y científicos los están siguiendo minuto a minuto y monitorizando incluso con drones.
Llevan más de 500 kilómetros recorridos desde que haces meses abandonaran su hábitat, una reserva en la provincia de Ynan, en la frontera con Birmania y Laos. En su misterioso rumbo hacia el norte han irrumpido en poblaciones, en granjas, e incluso en centrales eléctricas.
Miles de personas han abandonado por precaución sus hogares. Los animales también además han arrasado sembrados. Y eso a pesar de que a lo largo de la senda de los elefantes, las autoridades han ido colocando alimentos para minimizar los daños en la agricultura, cercanos ya al millón de euros.
Si como se especula, su peregrinación puede obedecer a la búsqueda de arbustos comestibles, aún no han encontrado un nuevo hábitat adecuado, porque, aunque lentos, siguen su camino. Y con toda China siguiendo casi en directo este periplo.