Brasil es el tercer país con más contagios de coronavirus acumulados en todo el mundo. En total, desde el inicio de la pandemia suman más de 5,6 millones de casos, mientras que las muertes por covid-19 superan la dramática cifra de los 162.800, según datos de la Universidad Johns Hopkins. Pese a ser uno de los más golpeados por el SARS-CoV-2, para el presidente de la nación, Jair Bolsonaro, la pandemia parece seguir siendo una cuestión menor. Ni siquiera después de haber sido contagiado él mismo, –así como su esposa y sus hijos, que también superaron la enfermedad–, ha abandonado el camino del negacionismo, o cuando menos, el de minimizar la pandemia.
Concretamente, Bolsonaro ha dicho literalmente que Brasil tiene que “dejar de ser un país de maricas” y enfrentarse a la covid-19 “con el pecho abierto”.
"Todo es ahora una pandemia”, ha dicho desde el Palacio de Planalto, donde ha añadido: "De nada sirve huir de ella, huir de la realidad".
Según informa el portal G1, el presidente brasileño ha lamentado los fallecidos debido a la enfermedad, pero ha insistido en que el destino de cualquier persona es la muerte.
"Lamento los muertos, lo siento, pero todos moriremos algún día. Aquí todos moriremos", ha zanjado el hombre al mando del segundo país del mundo por cifra de decesos por coronavirus.
Persiste Jair Bolsonaro en la apertura comercial, y sigue plantando la batalla al uso de la mascarilla, pese a que las autoridades sanitarias de múltiples rincones del mundo insisten en que es eficaz en la lucha contra la pandemia. Eterno escéptico, continúa plantando cara y participando en eventos que generan aglomeraciones, pese al riesgo de ayudar a la propagación del virus.