Casi una semana después del paso del huracán Dorian el nivel de devastación es total en la isla de Gran Ábaco, la zona cero del peor fenómeno meteorológico de los últimos años. Prácticamente no ha quedado nada en pie y los habitantes tienen que decidir entre la evacuación o el horror de sobrevivir, donde no hay prácticamente nada.
Los fuertes vientos de hasta 300 kilómetros han convertido este idílico trozo del paraíso caribeño en un infierno, sin electricidad, sin abastecimientos y sin infraestructuras, que han sido arrasadas por el huracán.
Así narran su pesadilla los supervivientes del Dorian en Abaco. "Estábamos en nuestra casa cuando llegó el huracán y tuvimos que huir. Mi hermana se escondió debajo de la cama y mi hijo golpeó la cabeza".
Mientras no deja de aumentar el número de víctimas mortales, que en este momento es de 44 muertos... los supervivientes se agolpan con lo poco que han podido salvar en la pista del pequeño aeropuerto de la isla.
A otros no les ha queda nada, ni siquiera para meter en una bolsa. "Mi casa está destruida, no me queda nada, igual que en casi toda la isla de Abaco".
Aquí, esperan a ser evacuados en estas pequeñas avionetas, la mayoría a Nassau, donde la situación es mejor o para decirlo de forma exacta, menos mala.
Sin embargo, la despedida para ellos no es fácil. Hay quien se niega a abandonar sus casas, a pesar de haber quedado reducidas a escombros. No queda nada y sin electricidad, ni agua corriente, gas o cobertura de teléfono móvil la vida resultaría muy complicada.
"Necesitamos ayuda en esta parte de las Bahamas. ¿Podrían ayudarnos, por favor? ¡Estamos pidiendo ayuda!"
Circular por sus maltrechas carreteras es adentrarse un paisaje es desolador: todo está en ruinas y visto desde el aire muestra un panorama más deprimente, porque lo que ya sabemos se hace evidente.
El 90% de esta pequeña isla de playas de arena blanca ha quedado borrada del mapa.