Los cadáveres apilados para su identificación, sus enseres esparcidos entre el fuselaje y las imágenes grabadas del momento en que el aeroplano se convertía en una inmensa bola de fuego tras caer en picado son un crudo y fiel reflejo de la terrible tragedia. En el siniestro, las 176 personas que iban a bordo han fallecido. No hay supervivientes. El aeroplano, un Boeing 737 de la aerolínea ucraniana Ukraine International Airlines (UIA), viajaba desde el aeropuerto Jomeini de Teherán hacia Kiev, pero tan solo unos cinco minutos después del despegue comenzó a caer por circunstancias que ahora se investigan y de las que todavía no se sabe nada con claridad.
Por el momento todo cuanto existen son rumores e hipótesis. Algunas de ellas apuntan a un fallo técnico, pero otras, inevitablemente, no pueden evitar dirigir su mirada hacia el conflicto bélico entre Irán y Estados Unidos, especialmente cuando el siniestro del avión se produjo solo unas horas después de que Irán lanzase un ataque con misiles a dos bases estadounidenses en Irak.
Como en todo siniestro aéreo, las cajas negras son siempre un elemento de esperanza para aquellos que trabajan en esclarecer las causas de un incidente. En este caso, están en posesión de investigadores de Irán, que se niega a entregárselas a Boeing, multinacional estadounidense, quien pretende el análisis pertinente.
Desde Ucrania, sin descartar ninguna hipótesis, las autoridades han pedido investigar a fondo sobre el terreno para determinar las causas del siniestro, mientras responsables de la aerolínea implicada, – Ukraine International Airlines–, se han apresurado a explicar que el piloto del avión contaba con mucha experiencia en vuelo y el aeroplano, de 2016, había pasado la revisión hacía tan solo dos días.
El suceso, sumido aún en la incertidumbre, exige respuestas. En el aeroplano había pasajeros de cinco nacionalidades: la mayoría eran iraníes (82) y canadienses (63), pero también había ucranianos (11), suecos (10), afganos (4), alemanes (3) y británicos (3), como ha confirmado el ministro de Exteriores de Ucrania, Vadym Prystaiko.
Desde Canadá, el primer ministro, Justin Trudeu, ha exigido saber qué ha ocurrido; por qué razón el avión cayó en picado poco después de despegar, sesgando la vida de 176 personas, 63 de ellas ciudadanos de su país.
Tal como ha manifestado en Twitter, se encuentra en contacto con las autoridades ucranianas mientras sigue con preocupación el curso de las investigaciones y el avance de un conflicto, –el de Irán y EEUU– del que no es ajeno y que ha ahondado en el distanciamiento con la Casa Blanca. No en vano, Canadá ha anunciado el traslado de parte de sus tropas en Irak a Kuwait y ha suspendido sus operaciones militares en el país.
Más allá, no han sido los únicos en maniobrar para evitar el conflicto bélico que ha hecho de Irak el escenario de batalla. En este contexto, ante una situación que reviste considerable gravedad, ya son varias las aerolíneas que han desviado sus vuelos, conscientes de que el espacio aéreo entre Irán e Irak en estos momentos puede no ser seguro.