Entramos en el día 15 de guerra en Ucrania. Han pasado dos semanas desde el comienzo de la invasión de Rusia. Las cifras que dejan estas dos semanas, son tremendas. Según los últimos datos de Naciones Unidas, 516 civiles han muerto en Ucrania, 37 eran niños pero podrían ser muchos más. Ayer, las tropas de Vladimir Putin bombardearon un hospital infantil en Mariúpol, matando a tres personas.
Las imágenes del hospital atacado en Mariúpol son demoledoras. La maternidad de la ciudad ucraniana está irreconocible, el edificio ha quedado devastado. Mariúpol es una de las ciudades más castigadas.
El bombardeo de ayer al hospital infantil es lo más atroz que hemos visto hasta ahora a manos del Ejército de Rusia.
En medio del caos, los heridos, pacientes, familiares y trabajadores del hospital, huyen del edificio devastado por la onda expansiva. Las mujeres embarazadas necesitaban ayuda para poder escapar.
Al alrededor, solo se ven montañas de escombros, entre los que podría haber niños. Hay, al menos 17 heridos y tres muertos, entre ellos una niña, según las autoridades locales. La imagen de un impresionante socavón de una bomba de gran calibre lo dice todo.
Otro golpe fuerte en Mariúpol ha sido a los suministros. Quienes allí resisten no tienen ni comida, ni agua, ni gas, desde hace días. Ningún lugar es seguro.
En medio del llanto y la tensión evacúan a la carrera a los niños de un orfanato en Vorzel, un punto crítico por su cercanía con Kiev. Lejos de abandonar sus planes de conquista, los rusos estrechan cada vez más el cerco a la capital que, estoica, resiste quince días después.