Más de una semana después del inicio de la invasión rusa de Ucrania, uno de los asuntos sobre los que más silencio informativo hay es, precisamente, cómo se está viviendo esta situación dentro del país que gobierna Vladimir Putin. Hablamos con un joven estudiante español en Rusia que nos cuenta cómo se está viviendo allí. Por razones de seguridad, nos pide mantener su identidad en el anonimato.
Para empezar, preguntamos cómo es su día a día, 24 horas de su vida en el país que ahora mismo tiene en vilo al mundo. "Aquí llevamos una vida normal. Sigo yendo a clase, a la biblioteca y a trabajar. Quedo con amigos en cafeterías y restaurantes. Desde Europa hay una visión catastrofista de cómo estamos aquí los extranjeros, cuando la realidad es que no se está viendo nuestra vida afectada".
Sin embargo, sí que reconoce que la situación ha elevado considerablemente la necesidad de tener información. "Lo que sí ha cambiado en mi rutina diaria es que hay muchas horas de consumo de noticias. Por canales de Telegram, prensa escrita o vídeos. Al final, estoy entre dos partes. Recibo toda la información que llega de Rusia y toda la que llega de Europa. Ha habido días que he decidido no leer una sola noticia más porque me estaba saturando". Una visión que, de entrada, confirma que de momento el acceso a la información occidental dentro de Rusia se mantiene intacto. "Me escriben desde España con pánico y yo solo puedo enviar un mensaje de calma. Por ahora estoy bien y hay normalidad".
En un canal de Telegram para moscovitas, que cuenta con cerca de 800.000 suscriptores, se informa a diario de cualquier circunstancia que afecte a los habitantes de la ciudad y, por extensión, del país. Desde hace días, se han sucedido las informaciones sobre posibles medidas que estaría tomando o barajando el Kremlin en política interior dirigidas a aumentar el control sobre la población y la censura. Medidas que podrían ir desde declarar la Ley Marcial hasta la suspensión de cualquier evento que no sea gubernamental, enviar al frente a aquellos ciudadanos que sean detenidos por oponerse a la guerra o penar con hasta tres años de cárcel el hecho de pedir sanciones contra Rusia. "De momento no se ha prohibido ningún evento. Sí se ha cancelado el carnaval ruso. También se ha restringido el acceso a lugares de mucho interés como la Plaza Roja de Moscú", asegura el joven español con el que hemos podido hablar.
Las protestas de miles de rusos han sido una imagen que ha corrido por medios de comunicación y redes de occidente desde el inicio de la invasión. Preguntamos por el nivel que se percibe allí de rechazo a la invasión ordenada por Putin. “Aquí mucha gente con ascendencia ucraniana y viceversa. No quieren enfrentarse a un pueblo al que consideran casi hermano. Y el argumento que yo he visto es de gente que ha crecido oyendo a veteranos de la Segunda Guerra Mundial sobre lo mucho que sufrieron. Gente que ha sido educada en el horror de la guerra está rechazando este conflicto militar”.
En una semana, más de 7.000 ciudadanos habrían sido detenidos en Rusia por las protestas. “Están siendo liberadas las personas detenidas pero sí ha trascendido la orden de enviar a la guerra a quien sea detenido en esas protestas, aunque no tenemos noticias de que se esté llevando a cabo”. Obviamente, no es la única posición y también hay muchos rusos a favor de la invasión. "También hay gente que está a favor. No podría decir que haya un perfil demográfico para el ruso que apoya la guerra, pero sí da la sensación de que la gente que vive más cerca de Ucrania es más favorable a la guerra".
Tanto la Unión Europea como EEUU han basado la respuesta a la invasión rusa de Ucrania en dos líneas: armar a la resistencia ucraniana e imponer sanciones económicas más duras de las que se habían aplicado hasta ahora. Preguntamos sobre el impacto de estas sanciones en el día a día, tanto de los rusos como de los extranjeros que viven allí.
"En los supermercados y las tiendas se nota la inflación. Por ejemplo, la comida para gatos ha subido un 30%. Todavía no han terminado de ajustarse los precios pero ya han avisado de que el precio de la carne va a subir mucho. Aunque no hay desabastecimiento, se estima que el país puede aguantar entre 50 y 70 días sin recibir comida del extranjero. En medicamentos, los que son de marca internacional que van a dejar de exportar también están subiendo los precios. Y en otras cosas como la ropa sí se nota que a la gente le está doliendo el perder el acceso a determinadas marcas", nos dice.
Sobre las sanciones al sistema bancario, también hay impacto en la calle aunque la población rusa tiene opciones para salvar la situación. "Lo que sí ha dejado de funcionar son las tarjetas, los datafonos o la extracción de dinero con los bancos que están sancionados. Pero, por ejemplo, con las tarjetas, existe la Mir, que es un sistema puramente ruso, que sí funciona. En muchas cosas la solución ha sido sustituir la versión occidental por la rusa y así han solventado el problema entre ellos".
Uno de los dilemas a los que se enfrenta la población extranjera que vive en Rusia en estos momentos es si debe o no abandonar el país ante una posible escalada del conflicto. "Mucha gente tiene planeado quedarse y adaptarse a las sanciones y observar cómo evoluciona la situación. Las embajadas han recomendado salir del país si tenían la oportunidad. Sobre todo a personas que tengan una estancia programada inferior a 183 días. Además, nos han facilitado rutas de evacuación. La más recomendada ha sido por San Petersburgo hacia Estonia. También en avión a Kaliningrado y de ahí a Praga o desde Moscú a Estambul o El Cairo y ya hacia España desde esas ciudades. Hay gente que volver a casa con una maleta les ha costado 1.600 euros. Se están aprovechando económicamente". Y sobre un posible éxodo de rusos. "Los rusos que sí están planteándose salir son los que tienen doble nacionalidad".
La decisión de nuestro joven compatriota es quedarse allí, donde estudia y trabaja, y observar. Aunque reconoce que sí se le ha pasado por la cabeza salir del país y que tiene ya planeado cómo lo haría.