El Pleno del Congreso debatirá la proposición de ley socialista para despenalizar la eutanasia. La exministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, será la encargada de defender la propuesta, que cuenta con el respaldo de todos los grupos salvo Partido Popular y Vox. De aprobarse la ley, España se convertiría en el cuarto país europeo -tras Holanda, Bélgica y Luxemburgo- y en el sexto del mundo, que permite poner fin a la vida con la intervención de un profesional en caso de enfermedad incurable, grave, crónica e invalidante.
La eutanasia no es lo mismo que los cuidados paliativos, que no tienen por objeto la muerte, sino evitar el sufrimiento en vida mientras llega el deceso. Una práctica que sí está vigente en otros estados europeos. En España, hasta ahora, no está penalizado lo que se conoce como eutanasia pasiva –no sería como tal–, es decir, cuando el paciente “decide libremente, después de recibir la información adecuada, a negarse al tratamiento, excepto en los casos determinados en la Ley”, según recoge la Ley de Autonomía del Paciente y de Derechos y Obligaciones en materia de Información y Documentación Clínica.
Holanda legalizó la ley de eutanasia en el 2001, pionera en Europa. Las últimas estadísticas en los Países Bajos muestran que alrededor del 4% de las muertes son asistidas por personal sanitario en casos de pacientes con enfermedades graves e incurables. En 2018 se registraron en el país 6.126 casos de eutanasia. La mayoría en procesos de cáncer irreversible y en personas con una edad media de 60 años.
El suicidio asistido también está legalizado en Holanda, aunque la edad mínima son 12 años y hasta los 16 es necesario el permiso paterno. La eutanasia se aplica en enfermos con dolor insoportable y es el paciente quien debe pedirla a su médico, que está obligado a consultar con otro profesional antes de decidir.
La ley de eutanasia fue aprobada por Bélgica en el año 2002. La ley belga, más detallada que la holandesa, no regula el suicidio asistido: una comisión se encarga de evaluar cada caso. Bélgica fue el primer país en practicar la eutanasia a un menor de edad –se puede aplicar a cualquier edad–. Alrededor de 2.000 personas recurren a esta ley anualmente. No existe control previo y se exige el visto bueno de dos médicos.
Luxemburgo adoptó la ley de eutanasia y suicidio asistido en 2009. Para llevarla a cabo, debe solicitarla un paciente adulto y consciente, sin presiones externas. De forma similar a Bélgica, una comisión es la encargada de evaluar la aplicación de la norma. Luxemburgo solo ha tenido medio centenar de eutanasias y un caso de suicidio asistido.
Fuera de Europa aparecen Canadá y Colombia, sin embargo, cada norma recoge sus propios matices. El país norteamericano adoptó la ley de eutanasia después de que el Tribunal Supremo de este país reconociera en 2015 el derecho a la muerte digna y voluntaria. Primero, durante el proceso de legislación, se crearon excepciones penales a quienes asistieran en estos casos. El 1,12% de las muertes en 2018 en este país fueron con asistencia médica.
La eutanasia en Colombia no entra dentro del marco legal. Los tribunales autorizaron la eutanasia “por piedad”. Según la normativa colombiana, se debe aplicar en enfermos con fase terminal y con inexistencia de alternativas de tratamiento. Se puede aplicar en menores de edad a partir de los 6 años. Nueva Zelanda podría aprobar la ley de eutanasia en un referéndum –sería la primera en adoptar la legislación de esta manera–: la ley de elección de terminar con la vida fue aprobada en el parlamento pero se espera el referéndum, que se prevé el 19 de septiembre, para la legalización definitiva.
El suicidio asistido, a diferencia de la eutanasia, implica que la acción para poner fin a la vida es ejecutada por el propio enfermo, que cuenta con la ayuda de alguien más que le facilita los medios y conocimientos para hacerlo.
Desde los años cuarenta, Suiza permite el suicidio asistido de carácter altruista, pero no la eutanasia. El país es conocido por el 'turismo del suicidio': llegan europeos –desde Italia, Francia o España– deseando poner fin a sus vidas dignamente. Existen organizaciones en el país que ayudan a los extranjeros a gestionar sus peticiones. En Italia y Francia, la legislación es similar a la española, y la eutanasia está prohibida.
Algunos estados de los Estados Unidos –California, Oregón, Washington, Vermont y Haway– tienen aprobada la legislación del suicidio asistido en casos de enfermos terminales. Algo similar ocurre en Australia: la región de Victoria, segundo estado más poblado del país, aprobó en 2017 el suicidio asistido, aunque es ilegal para los menores de edad. Se puede llevar a cabo con la aprobación de un comité independiente y con control de un médico forense.
La eutanasia pasiva consiste en la muerte de un paciente en situación irreversible mediante la suspensión de su tratamiento. Esta reconocida, con ciertas condiciones, en Suecia, Noruega, Dinamarca y Finlandia. Alemania, entre otros, permite la eutanasia pasiva siempre y cuando el enfermo exprese esa voluntad. El debate sobre esta cuestión también está presente en Francia.