Primero fue la terrible muerte de George Floyd la que desató una oleada de indignación, protestas y manifestaciones por todo Estados Unidos –e incluso también fuera de sus fronteras– contra la violencia policial y el racismo. Ahora, es el nombre de Jacob Blake el que resuena y el que ha agitado la rabia y el dolor por un nuevo episodio que ha devuelto a las calles las movilizaciones contra una situación insostenible: ‘No al racismo’ y la brutalidad policial, vuelven a gritar después de que Blake, de solo 29 años, haya recibido siete disparos a corta distancia por parte de un agente de Policía.
Las imágenes del suceso, difundidas a través de las redes sociales, han incendiado los ánimos y provocado todo tipo de reacciones de rechazo y llegando incluso a motivar que jugadores de la liga más prestigiosa de baloncesto en todo el mundo, la NBA, se hayan plantado sin jugar algunos de sus partidos en señal de protesta. A ellos le han seguido en la liga femenina, la WNBA, en el tenis en Nueva York, en la MLB de béisbol o la MLS de fútbol americano.
Sin embargo, la cosa no parece ir con el presidente de Estados Unidos. Donald Trump hace oídos sordos y llega incluso a burlarse de la respetada NBA: “No sé mucho sobre las protestas de la NBA. Sé que las audiencias han sido muy malas porque creo que la gente se está cansando de ella, pero no sé mucho de las protestas", ha manifestado en una conferencia de prensa en la que se ha jactado asegurando que ahora parece más “una organización política”.
"Se han convertido en una organización política y eso no es bueno, no es bueno para el deporte ni para el país", ha dicho, concretamente, sin dar interés a las reivindicaciones.
Este jueves, la NBA ha decidido que seguirá con los 'playoffs' que se están disputando en Orlando después de dos jornadas suspendidas como reacción de protesta de los jugadores, que piden cambios y justicia racial.
Precisamente, la reanudación de la temporada tras el parón por el coronavirus ya tenía un objetivo social para la NBA, contra el racismo del país.
Mientras, por todo el país continúan las protestas en una nueva oleada de indignación con Wisconsin como epicentro.