Más de cuatro millones de personas han huido ya de Ucrania por la guerra. Según ha informado este miércoles el Alto Comisionado de Naciones Unidas, es el mayor éxodo desde el final de la Segunda Guerra Mundial. A España han llegado muchos de los refugiados. Entre ellos, deportistas de élite que ahora juegan en los clubes de nuestro país.
Vlad Kurylenko, de 16 años, jugaba al fútbol en el Dinamo de Kiev. Ahora se entrena con el equipo de División de Honor Juvenil del Burgos CF. Por ahora no ha podido debutar, pero no le faltan ganas. "Estoy muy contento. Me han acogido como a uno más. Lo peor que llevo es el idioma", explica el joven.
El futbolista ucraniano estudia inglés y español online desde casa de su tío, donde vive. Toda la familia de Vlad sigue en Ucrania. "Nos ponemos en su piel y le intentamos ayudar en lo que podemos", comenta uno de sus compañeros. "Queremos lograr que se olvide -de la guerra- el tiempo que esta con nosotros", añade uno de los técnicos del club burgalés.
El mismo objetivo tienen los 45 jóvenes profesionales de esquí de fondo que han llegado a Sierra Nevada. Todos ellos tienen entre 10 y 16 años. "Han salido de su país. Lo ven como una concentración fuera de allí", señala Ángel González, del Club Monachil Granada. Se han quedado alojados en un hotel y cada uno está apadrinado por una familia.
Alika, Valeriia, Marta y Bozhena, jugadoras de la selección ucraniana de voleibol, han encontrado en Lugo su refugio perfecto. Ahora juegan con el club Emevé. "Es un lugar muy bonito, pero echo de menos a mi familia", precisa una de ellas. El club les ofrece alojamiento, comida y entrenamiento. "El deporte es una manera internacional de comunicarse", detalla Bibí Bouza, presidenta del conjunto en el que militan. Y es que el juego une en los momentos más complicados.