Un antiguo niño soldado, condenado por asesinato y secuestro infantil: culpable de más de 70 crímenes de guerra

  • Fue obligado a ser niño soldado antes de que cometiera las acciones

  • Los procedimientos han contado con la participación más de 4.060 víctimas

  • Estaba imputado por 70 cargos por crímenes de guerra y contra la Humanidad

El Tribunal Penal Internacional (TPI) ha condenado a Dominic Ongwen, general del Ejército de Resistencia del Señor (LRA, por sus siglas en inglés), por crímenes de guerra cometidos en Uganda, convirtiéndose en el primer miembro del grupo en ser sentenciado por la Justicia internacional.

Ongwen estaba imputado por 70 cargos por crímenes de guerra y contra la Humanidad cometidos en el norte de Uganda por parte del grupo, encabezado por Joseph Kony, y ha sido condenado durante una vista televisada por el TPI a través de su página web.

El juicio arrancó el 6 de diciembre de 2016, cuando la Fiscalía y la defensa presentaron sus pruebas, proceso que continuó hasta el 12 de diciembre de 2019. Posteriormente, las declaraciones finales en el proceso fueron formuladas en marzo de 2020, tras 234 vistas en las que comparecieron cerca de 70 testigos y expertos convocados por la Fiscalía y cerca de 55 por parte de la defensa.

Los procedimientos han contado con la participación más de 4.060 víctimas, representados por sus abogados Joseph Akwenyu Manoba, Francisco Cox y Paolina Massida.

El caso presentó un dilema al TPI dado que Ongwen fue víctima del grupo tras ser secuestrado por el LRA y obligado a ser niño soldado antes de que cometiera las acciones por las que fue imputado una vez que ascendió en las filas de la formación liderada por Kony.

Ongwen, secuestrado en 1988 cuando era un niño por el LRA, se enfrentó al Ejército de Uganda en el marco de la lucha contra el Gobierno del presidente Yoweri Museveni, que se había hecho con el poder dos años antes.

El TPI presentó cargos contra Ongwen, Kony y otros cuatro miembros del LRA en 2005. Ongwen, por su parte, se entregó al Ejército de Estados Unidos en enero de 2016, tras lo que fue imputado por "asesinato, tortura, esclavitud, atentados a la dignidad personal, saqueos, destrucción de bienes y persecución" además de violación, matrimonio forzoso, secuestro infantil, esclavitud sexual y reclutamiento de menores, en relación con los ataques que tuvieron lugar en 2002 y 2005 en un campo de refugiados en el norte de Uganda.