La caída del régimen sirio no ha logrado que el miedo abandone las calles de las principales calles del país. Informativos Telecinco ha recorrido la ruta que une Damasco con Alepo y nuestro corresponsal, Marcos Méndez, ha podido hablar con algunos ciudadanos, aunque la mayoría de ellos aún desconfía tras años de dura represión. La misma que ahora está saliendo a la luz tras la liberación de miles de presos de las cárceles, algunos de ellos torturados brutalmente durante más de 40 años.
Y es que la caída del régimen sirio no solo deja al descubierto la crueldad de al Asad, también el lujo que le rodeaba. Los nuevos líderes prometen empezar de cero. De hecho, acaban de suspender la constitución de un país que vive en la incertidumbre.
Es el caso de Alepo, una de las urbes más castigadas por el dictador. Nuestro compañero Marcos Méndez lo ha podido comprobar recorriendo la ruta que une Damasco con Alepo, donde comenzó la gran ofensiva que ha terminado con más de cincuenta años de dictadura.
Informativos Telecinco ha sido testigo de cómo en la calle, la gente tiene cierto reparo todavía hablar con los periodistas y es que esta ciudad sufrió lo peor de los ataques del régimen de al Asad pero también de la aviación rusa.
Los habitantes de Alepo esperan que los cambios lleguen pronto a sus vidas y poder empezar una reconstrucción a pesar de las graves heridas que muchos de ellos han sufrido.
Es el caso de los miles de prisioneros liberados de las prisiones de al Asad que se recuperan en los hospitales de Siria. Sufren graves secuelas físicas y psicológicas que, como en el caso de Mohamed, que ha pasado más de media vida bajo torturas. Entró en la cárcel con 19 años y ha sido liberado a los 62. Su familia nos cuenta que le ha costado encontrarlo y que ahora está traumatizado y no puede hablar. Ha perdido la memoria y se asusta cuando escucha que le hablan.
Otros familiares aún no han localizado a sus seres queridos. Tras buscarlos en las cárceles, ahora peregrinan de hospital en hospital, desconociendo si están vivos o muertos.
Las cifras son escandalosas. Más de 136.000 personas, 3.600 de ellos, menores, han sido detenidas en Siria desde que comenzó la guerra civil en 2011.
Tanto sufrimiento contrasta con las imágenes que revelan las fotografías que los al Asad han dejado abandonadas en sus palacios. El álbum familiar nos muestra la intimidad del dictador tirada por los suelos de su residencia oficial, ahora saqueada.
Vemos a la familia del dictadord en la piscina, una vida despreocupada y lujosa que transcurría mientras fuera de palacio la represión era brutal. Recuerdos de una Siria que ya no existe.
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