Los familiares de las víctimas de régimen de al Asad buscan a sus seres queridos en las cárceles de Siria en las que durante años se han cometido atrocidades, como cuenta Marcos Méndez.
Un hombre enseña un agujero de castigo en la prisión de Sednaya y cuenta cómo muchos siguen sin saber el paradero de sus familiares.
Lo peor tras encontrar agujeros de castigo como el de la prisión de Sednaya es que sigue sin saber de los suyos, apresados durante años por oponerse al régimen. Es una angustia que lleva a algunos a dudar de que realmente no haya más presos en su interior, pese a que los especialistas lo han descartado.
Las escenas más dramáticas se producían en la morgue cercana a la prisión, donde algunos, con la luz de los móviles, buscaban a los suyos entre las bolsas de cadáveres y una vez más constataban las atrocidades del régimen.
“Hay cuerpos quemados, algunos sin cabeza. Así era el régimen que nos gobernaba”, explica un sirio. Algunos de los 35 cadáveres recuperados están desmembrados, y resulta difícil su identificación.
Un médico forense que trabaja en la zona asegura que a través de “características distintivas” buscan identificar a los cadáveres. Además, cuentan con especialistas dentales.
Las familias de decenas de desaparecidos los buscan en el enorme panel de fotos de los fallecidos instalado por las autoridades. Algunos sumidos en la rabia ante la sospecha de que los hayan ejecutado apenas unos días antes de la caída del gobierno.
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