El camino hacia la Casa Blanca ha estado históricamente dominado por hombres, pero si que ha habido varios casos de mujeres atrevidas y pioneras que han desafiado las barreras de género para intentar alcanzar el cargo más alto en la política estadounidense. A pesar de las limitaciones que encontraron a su paso, dejaron un legado que sigue inspirando a futuras generaciones de mujeres en la política. Repasamos las más notables de estas mujeres que intentaron alcanzar la presidencia de los Estados Unidos.
Victoria Woodhull fue la primera mujer en la historia de Estados Unidos en postularse para la presidencia, desafiando las normas sociales y políticas de su época. En 1872, se presentó como candidata por el Partido de los Derechos Iguales, casi cinco décadas antes de que las mujeres obtuvieran el derecho al voto. Su candidatura resulto lógicamente controvertida no solo por su género, sino también por su postura radical a favor de los derechos de las mujeres y el amor libre. Woodhull fue una figura innovadora, defensora del sufragio femenino, y una voz poderosa a favor de la igualdad de género.
Aunque su candidatura no tuvo un impacto significativo en términos de votos, sí que sentó las bases para que otras mujeres pudieran seguir sus pasos y desafiar el statu quo. En una época en la que las mujeres estaban excluidas de la mayoría de los espacios de poder, Woodhull abrió las puertas para futuras candidatas, aunque su lucha fue considerada prematura por muchos en su tiempo.
Cien años después de Woodhull, Shirley Chisholm marcó otro hito en la historia al convertirse en la primera mujer afroamericana en buscar la nominación presidencial de un partido importante. En 1972, como candidata del Partido Demócrata, Chisholm defendió una plataforma progresista que incluía la lucha contra la pobreza, la igualdad de derechos para las mujeres y las minorías, y la oposición a la guerra de Vietnam.
Chisholm rompió no solo la barrera de género, sino también la racial, enfrentándose a una doble discriminación en su campaña. Sin el respaldo de gran parte de la maquinaria política de la época, su candidatura fue recibida con escepticismo, pero consiguió ganar delegados en la convención demócrata, donde luchó por llevar una voz diferente a la política estadounidense. Aunque no ganó la nominación, su valentía sigue siendo una fuente de inspiración para muchas mujeres y personas de color en la política estadounidense.
En 1984, Geraldine Ferraro hizo historia al convertirse en la primera mujer nominada a la vicepresidencia por uno de los dos grandes partidos de Estados Unidos. Aunque Ferraro no se postuló finalmente para la presidencia, su papel como compañera de fórmula de Walter Mondale en las elecciones presidenciales fue crucial. Representando al Partido Demócrata, su candidatura simbolizó un avance significativo en la representación política de las mujeres en los niveles más altos del gobierno.
Ferraro, congresista de Nueva York, destacó por su experiencia legislativa y por defender una mayor inclusión de las mujeres en la política. Aunque Mondale y Ferraro no lograron vencer a Ronald Reagan en las elecciones de 1984, su campaña abrió el camino para que más mujeres consideraran postularse a cargos ejecutivos.
Hillary Clinton se convirtió en un nombre emblemático en la política estadounidense tras su histórica candidatura en 2008, y especialmente en 2016, cuando fue la primera mujer en obtener la nominación presidencial de uno de los dos principales partidos políticos. Clinton, que había sido Primera Dama, senadora de Nueva York y Secretaria de Estado, fue una candidata destacada con una amplia trayectoria en el servicio público.
En 2016, Clinton ganó el voto popular por más de tres millones de votos, pero perdió en el colegio electoral frente a Donald Trump. Su campaña fue vista como un hito en la política estadounidense, consolidando la posibilidad real de que una mujer llegara a la Casa Blanca.
Clinton se encontró con una serie de desafíos únicos, incluidos ataques por su género y postura política, pero también representó una victoria simbólica para las mujeres en la política, al haber llegado más lejos que cualquier mujer antes que ella. Su derrota en las elecciones de 2016 dejó una marca profunda en el panorama político, pero también demostró que las mujeres pueden competir al más alto nivel en la política estadounidense.
Kamala Harris, actual vicepresidenta de los Estados Unidos, ocupa un lugar especial en la historia política del país. Harris, hija de inmigrantes de Jamaica e India, ha marcado varios hitos, como ser la primera mujer y la primera persona afroamericana y asiático-estadounidense en ocupar el cargo de vicepresidenta.
En 2020, Harris se postuló como candidata presidencial por el Partido Demócrata, pero no logró obtener la nominación, la cual recayó en Joe Biden, quien posteriormente la seleccionó como su compañera de fórmula. Como vicepresidenta, su presencia ha impulsado conversaciones sobre la diversidad y el liderazgo femenino en el ámbito político, lo que la sitúa como una de las figuras más influyentes en la política actual de los Estados Unidos.
En la actualidad ha asumido el desafío de postularse como candidata presidencial en las elecciones de 2024 tras la retirada de Joe Biden de la carrera electoral. En agosto de 2024, Harris fue seleccionada oficialmente como la candidata del Partido Demócrata para enfrentarse a Donald Trump, quien busca regresar a la Casa Blanca como representante del Partido Republicano .
De esta forma, Harris se convierte en la primera mujer de ascendencia afroamericana y asiática en liderar una campaña presidencial por uno de los principales partidos en los Estados Unidos.
Además de las figuras mencionadas, ha habido otras mujeres que también intentaron llegar a la Casa Blanca. Elizabeth Dole, exsecretaria de Trabajo y Transporte, lanzó su candidatura presidencial en el año 2000 dentro del Partido Republicano, aunque se retiró antes de las primarias. En 2012, la empresaria Carly Fiorina intentó obtener la nominación republicana, pero no tuvo éxito. En el Partido Verde, Jill Stein fue candidata presidencial en 2012 y 2016, obteniendo un notable número de votos en sus campañas. También destaca la candidatura de Michele Bachmann, quien en 2012 compitió en las primarias republicanas, marcando una era de mayor participación femenina en la política presidencial estadounidense