Keir Starmer acaba de convertirse en el nuevo primer ministro de Reino Unido después de una aplastante victoria del Partido Laborista después de 14 años de gobierno conservador.
Entre las primeras tareas del nuevo primer ministro se encuentra la de escribir las conocidas cartas de "último recurso". Se trata de una tradición nuclear británica que consiste en escribir a mano las instrucciones que se deben seguir ante un ataque nuclear en Reino Unido.
Los manuscritos son dirigidos a los submarinos de la Royal Navy que cuentan con armas nucleares. Actualmente son cuatro las cartas que hay que escribir, una a cada uno de los submarinos nucleares.
Es la primera tarea que realizan los primeros ministros nada más obtienen el poder. James Strong, profesor titular de la Universidad Queen Mary de Londres, aseguraba que este es el momento en el que los primeros ministros "se dan cuenta de la realidad de su trabajo, y esa puede ser una razón por la que se sigue haciendo de esta manera".
Aunque un escenario de guerra nuclear a gran escala es extremadamente improbable, Strong sostiene en el diario británico 'The Guardian' que "es un ritual en el que te introducen en este nivel separado, casi como una coronación" donde el primer ministro se convierte en comandante jefe.
La reunión informativa está dirigida por el almirante Tony Radakin, jefe de las fuerzas armadas, acompañado por lo que un ex funcionario de Downing Street describió como “almirantes de rostro severo con trajes increíblemente grises”.
En tiempos de guerra correspondería al primer ministro (o si este no estuviera disponible o hubiera fallecido, a un sustituto designado cuya identidad no se revela) autorizar un ataque nuclear.
Se consideran cuatro opciones básicas: tomar represalias; no hacer nada; unir fuerzas con una nación aliada, probablemente Estados Unidos; e incluso dejar el asunto a la discreción del comandante. “Optar por la última opción sería realmente pasar la pelota a otro”, dijo Strong.
Una vez escritas, las cartas se sellan en un sobre y solo pueden entregarse físicamente. Poco después, se depositan en una especie de cajas fuertes ubicadas en cada uno de los submarinos. Mientras, las instrucciones de Sunak siguen vigentes, hasta que un nuevo barco sale con una de las cartas de Starmer. Cuando ya no son necesarias, las instrucciones del antiguo primer ministro son destruidas y lo que decían nunca se ha revelado públicamente. Antes de abrir una carta hay que pasar por un complejo proceso de verificación, que exige determinar si el Reino Unido ha sido objeto de un ataque nuclear.
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