Tomás Pérez, un ciudadano estadounidense recibirá 900.000 euros de indemnización por haber sido torturado psicológicamente durante 17 horas por parte de agentes de la policía. Le obligaron a decir que había asesinado a su padre, que se encontraba desaparecido. El hombre realmente estaba vivo y apareció ese mismo día.
Los dos policías se inventaron detalles del supuesto asesinato, como que su mascota lo presenció e incluso que ya habían recuperado el cadáver de su padre. Sin embargo, Tomás no cedía: "No, no, yo no he matado a mi padre", repetía.
Ese día de agosto de 2018 Tomás se había presentado para denunciar la desaparición de su progenitor. Los policías no le creyeron y le presionaron para arrancarle una confesión. Le dijeron que tenían pruebas del asesinato, que era mejor que lo admitiera. Le impidieron tomar su medicación y así durante 17 horas de tortura psicológica que terminó con Tomás derrumbado confesando un crimen que no cometió.
"Jamás había visto tal grado de crueldad deliberada", explica el abogado de Tomás, porque además, los policías le ocultaron que su padre había aparecido durante el interrogatorio.
900.000 dólares compensarán ahora a Tomás de la tortura sufrida en esta comisaría de California.
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