El caso del pequeño Émile, el niño que desapareció el pasado 8 de julio en Le Haut-Vernet (Francia), sigue sin resolverse más de siete meses después. Los investigadores analizaron hace unos días unos huesos hallados por un excursionista en las inmediaciones del municipio, pero los resultados fueron negativos, pertenecían a un animal. Una falsa alerta que mantiene todas las hipótesis abiertas.
Jean-Luc Blachon, fiscal del departamento de Alpes de Alta Provenza, explicó recientemente en 'BFMTV' que "la investigación (a pesar de la dificultad del caso) no está estancada": "Estamos con los análisis técnicos a largo plazo. El expediente está muy vivo, queda mucho por hacer. Sería una falta moral no mantener la esperanza".
Blachon asegura que los gendarmes e investigadores, incluyendo expertos de Marsella, siguen examinando "mucha información", lo que les podría llevar meses. El objetivo es encontrar "un detalle que incline los trabajos de investigación" en una línea concreta.
Las autoridades no descartan los escenarios principales (ni el secuestro ni el accidente), pero ahora gana peso uno en específico: el cuerpo del pequeño Émile podría estar dentro del perímetro donde ya se han realizado múltiples búsquedas. Con el "cambio de vegetación" en la zona, debido al invierno, podrían realizarse nuevas batidas. Y es que Le Haut-Vernet se sitúa en una zona montañosa, con relieves. Varios expertos creen que durante las búsquedas es posible que los efectivos hubieran pasado junto al niño sin verlo.
Es lo que apuntó también en 'BFMTV' el criminólogo Alain Bauer. Según él, la investigación "podría haberse realizado mal". El experto pone como ejemplo el caso de Lucas Tronche, un adolescente de 15 años que desapareció el 18 de marzo de 2015 tras salir de su casa en Bagnols-sur-Cèze y cuyo cuerpo fue localizado a menos de un kilómetro de su domicilio seis años después. La zona ya había sido rastreada varias veces.
"El joven desaparecido (Lucas Tronche) fue encontrado mucho más tarde de lo esperado porque no habíamos buscado bien entre matorrales más densos. La sequía ayudó", precisó Bauer. Según el criminólogo, podría darse un escenario similar en el caso Émile. El experto cree que, dentro de unos meses, cuando finalice el invierno (allá por marzo), se podrían realizar nuevas excavaciones y batidas para comprobar si el cuerpo del niño se encuentra a pocos metros del lugar donde fue visto por última vez.
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