El 27 de enero se conmemora la liberación en 1945 por las tropas soviéticas del campo de concentración y exterminio nazi de Auschwitz-Birkenau. Esa fecha fue oficialmente proclamada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), en noviembre de 2005, Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto.
De este modo, subraya el organismo de la ONU, además de rendir tributo a la memoria de las víctimas del Holocausto, se ratifica el compromiso de luchar frente al antisemitismo, el racismo y toda otra forma de intolerancia que pueda conducir a actos violentos contra determinados grupos humanos.
El término holocausto proviene del griego antiguo y significa 'quemarlo todo'. Antes de la II Guerra Mundial, esta palabra era ya, en ocasiones, empleada para describir la muerte de un gran grupo de personas. Sin embargo, desde 1945, se ha convertido casi en sinónimo del asesinato de judíos europeos durante el citado conflicto bélico. Los judíos también utilizan el vocablo 'shoah', que en hebreo significa 'catástrofe'.
Según destaca la web del museo de Ana Frank, la causa más directa del Holocausto es que los nazis pretendían erradicar a los judíos y tuvieron la posibilidad de hacerlo, aunque su espíritu asesino y la ideología antisemita contaba con siglos de hostilidad.
La invasión alemana a Polonia, en septiembre de 1939, marcó el inicio de una nueva etapa más radical en la persecución a los judíos.
La decisión nazi de llevar a la práctica el genocidio fue tomada entre finales del verano y comienzos del otoño de 1941, alcanzando su punto álgido en la primavera de 1942. Las víctimas eran transportadas regularmente en trenes de carga, especialmente conducidos a campos de exterminio donde, si sobrevivían al viaje, la mayoría eran asesinados sistemáticamente en las cámaras de gas.
A cargo de la planificación y supervisión se encontraba Heinrich Luitpold Himmler, líder del Reich (Reichsführer) de las temibles SS del partido nazi -entre 1929 y 1945- y uno de los principales colaboradores de Adolf Hitler, quien incentivó y aprobó la ejecución de las matanzas.
De esta forma, entre 1941 y 1945, la población judía de Europa fue perseguida y asesinada sistemáticamente, en el mayor genocidio del siglo XX. Un exterminio que no se limitó sólo a los judíos. También fueron asesinados, en gran escala, opositores políticos, testigos de Jehová, personas con alguna discapacidad, homosexuales, grupos de población eslava y gitanos romaníes y sinti.
El Holocausto, recuerda la Unesco, afectó profundamente a los países donde se cometieron crímenes nazis pero también repercutió en muchos otros lugares del mundo. Ocho décadas después de la barbarie, los Estados miembros comparten la responsabilidad colectiva de abordar los traumas remanentes, mantener medidas que permitan una conmemoración eficaz, cuidar de los lugares históricos y promover la educación, la documentación y la investigación.
Dicha responsabilidad, puntualiza el organismo, obliga a educar sobre las causas, las consecuencias y la dinámica de tales delitos, así como a fortalecer la resiliencia de los jóvenes contra las ideologías de odio.
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