Las autoridades de Estados Unidos siguen buscando al autor de la matanza en en el estado de Maine. La localidad de Lewiston continúa paralizada para tratar de localizar a Robert Card, el militar retirado que está entrenado para desaparecer sin dejar rastro. De momento, es como si se lo hubiera 'tragado la tierra'.
La operación de encontrar al sospechoso de matar a tiros a 18 personas el pasado miércoles se presenta muy complicada. Card, de 40 años y con antecedentes de problemas de salud mental, está "armado" y se le considera "muy peligroso". Se han sumado a la búsqueda varias unidades, incluyendo el FBI, mientras los vecinos no pueden ni hacer ofrendas florales en memoria de las víctimas porque tienen que estar encerrados.
Robert Card, el sospechoso de la matanza en Maine:
Maine es uno de los estados menos poblados del país, con muchas extensiones boscosas donde es fácil esconderse. Precisamente eso es lo que han apuntado conocidos de Card, que está preparado para estar escondido durante mucho tiempo.
El FBI llevó a cabo en la víspera una redada en la casa de Card. Los sonidos de lo que parecían disparos y los avisos de los agentes -"abra la puerta"- hicieron pensar que el sospechoso iba a ser detenido. Pero no estaba allí. Lo que supuestamente encontraron en la vivienda fue una nota de suicidio.
El fugitivo abandonó su teléfono móvil para evitar ser rastreado. Las autoridades de Canadá se encuentran también en alerta por si hubiese cruzado la frontera. Crecen las sospechas de que el asesino conocía a varias de las personas contra las que disparó, primero en una bolera y después en un restaurante de la localidad de Lewiston.
Las familias de las víctimas tratan de compartir su dolor mientras recuerdan a los que han perdido. "Mi hijo cogió un cuchillo del restaurante y fue a por el tirador para evitar que acabara con la vida de más personas. Y entonces este lo mató a tiros". A una niña de 10 años, Zoey, una bala le rozó en una pierna: "¿Por qué la gente comete crímenes?", se preguntaba.