Nueva matanza en EEUU. Esta vez en Texas, donde un hombre vestido de negro al estilo militar se bajó de su coche para matar en un centro comercial. Mismo modus operandi. Ante el fácil acceso a armas automáticas en EEUU que ningún presidente parece dispuesto a erradicar. los muertos siguen contándose por miles en una nación que considera que tener armas no deja de ser un derecho irrenunciable. Les cuesta caro. En sangre y vidas. La última matanza la ha protagonizado un individuo armado en Texas con un objetivo claro. Matar.
Eso muestran las imágenes de un individuo bajando de su coche gris plateado para sembrar el terror en un centro comercial de Allen, a 20 kilómetros de Dallas. Su objetivo disparar y matar indiscriminadamente. Las imágenes de gente abatida duelen un niño. Seis mueren en el momento, dos posteriormente en el hospital. Otras siete víctimas resultan heridas. El asesino iba de negro, vestido para matar con un chaleco como si fuera a entrar en combate. Contra inocentes indefensos. El pánico es total. Un agente que había acudido allí por una incidencia menor termina abatiendo al atacante.
Y las cifras siguen alarmando al mundo pero no a una sociedad americana que tolera los muertos si con ellos pueden tener armas en casa. Para protegerse. Es un modo de vida que ningún presidente ha sido capaz de erradicar. Las encuestas dicen que los americanos quieren sus armas. Habrá más muertos y tiroteos.
Hace tan solo dos días se registraba otro episodio similar, con 3 muertos, entre ellos el autor de los disparos. Ocurría muy cerca de otro centro comercial en la capital del estado de Maryland. En lo que llevamos de 2023 se han producido casi 200 tiroteos masivos y han fallecido 6.284 personas por violencia con armas de fuego.
Son casi dos tiroteos masivos de media al día desde 2020, más del doble que la última década. Hasta 199 matanzas, con cuatro o más víctimas mortales con armas de fuego, se han registrado ya en Estados Unidos en lo que llevamos de año. Como la provocado por el autor de los disparos - abatido por la Policía- hace unas semanas en Louisville, Ohio, después de haber matado a cinco compañeros de su oficina bancaria. Otro se produjo en Nashville, Tennessee, tras asesinar a sangre fría a tres menores y tres adultos en una escuela. En este caso fue una mujer la que cometió los asesinatos. Entró armada en el Colegio Presbiteriano de la Alianza, un centro de educación infantil y primaria privado de Nashville y sembró la muerte.
Hale, de 28 años, empezó a disparar nada más entrar en el colegio matando a tres niños de 9 años y a tres adultos, de 60 y 61 años, dos mujeres y un hombre. Entre ellos está la directora del centro. El Colegio Presbiteriano de la Alianza es un centro privado de enseñanza de cero a 11 años, es decir, desde infantil hasta sexto de primaria, situado en Green Hills, en Nashville.
Hace tan solo una semana, otro individuo decidía entrar a matar en una casa contigua donde sus vecinos se habían quejado de sus prácticas de tiro en el jardín. El resultado: cinco fallecidos, entre ellos un niño de 8 años, y una fuga de dos días del presunto asesino hasta su detención.
Desde la pandemia se registran de media 20.000 muertos al año por homicidios con armas de fuego en EEUU. En este 2023 ya van más de 6.284. Unos 50 al día. Todo con el telón de fondo de la Segunda Enmienda a la Constitución que ampara legalmente la tenencia de armas de fuego. Y que Trump promete seguir protegiendo si vuelve a la Casa Blanca. El foro elegido para decirlo hace unos días, el Congreso de la Asociación Nacional del Rifle. El principal lobby armamentístico de un país que sigue apoyando mayoritariamente portar armas de fuego y donde solo 10 de 50 estados han conseguido un veto parcial, el de prohibir la posesión de armas de asalto.